¿Qué es el “SDG Washing” y cómo evitarlo en tu empresa?
El auge de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ha impulsado a miles de empresas a alinear sus estrategias con metas globales como la reducción de la pobreza, el acceso a energía limpia o la igualdad de género. Sin embargo, no todas lo hacen con verdadera convicción. Algunas, en lugar de transformar sus prácticas, maquillan sus acciones para parecer sostenibles sin serlo realmente.
A esta práctica se le conoce como “SDG Washing”, un fenómeno que ha crecido junto con el interés empresarial por la sostenibilidad. Aunque muchas compañías tienen buenas intenciones, el desconocimiento, la presión reputacional o el deseo de captar inversión pueden llevarlas a comunicar acciones que no están alineadas con un impacto real. Entender qué es el SDG Washing y cómo evitarlo es clave para lograr una estrategia de sostenibilidad ética, transparente y efectiva.
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¿Qué es el SDG Washing?
Para entender qué es el SDG Washing, es importante saber que el término proviene de la combinación de las siglas SDG, que significan Sustainable Development Goals (Objetivos de Desarrollo Sostenible, en español) y el término “greenwashing”, y se refiere a cuando una empresa dice alinearse con los ODS, pero en la práctica no contribuye de forma real, medible ni coherente con ellos. Es, en esencia, una forma de comunicación engañosa que utiliza los ODS como estrategia de marketing, sin cambios estructurales de fondo.
Un ejemplo típico son las compañías que colocan los íconos de los ODS en sus reportes o campañas, pero no explican cómo sus operaciones contribuyen de forma concreta a cumplir esos objetivos. También se da cuando las acciones están desvinculadas del core business, es decir, no forman parte de su actividad económica principal, sino que se limitan a acciones filantrópicas aisladas.
El riesgo de incurrir en SDG Washing no solo afecta la reputación de la empresa, sino que puede debilitar el valor de los ODS como guía de transformación global. En ese sentido, saber qué es el SDG Washing no es solo una cuestión de imagen, sino de compromiso auténtico con el desarrollo sostenible y la transparencia empresarial.

5 formas de evitar el SDG Washing
1. Alinea los ODS con tu actividad principal
Evitar el SDG Washing comienza por integrar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el centro de tu estrategia empresarial. Esto implica identificar qué ODS tienen mayor conexión con tu sector, tus operaciones y tu cadena de valor. La idea no es adoptar todos los objetivos, sino priorizar aquellos donde puedes generar un impacto genuino y medible.
Por ejemplo, una empresa de manufactura puede centrarse en el ODS 12 (Producción y consumo responsables), revisando su uso de recursos y gestión de residuos. Esto es más efectivo que realizar actividades periféricas desconectadas del negocio. Alinear el core business con los ODS permite que las acciones sean sostenibles en el tiempo y no solo simbólicas.
2. Usa métricas e indicadores confiables
Una empresa realmente comprometida con los ODS debe tener la capacidad de medir sus avances. Esto requiere establecer indicadores claros, alineados con estándares internacionales como los GRI (Global Reporting Initiative) o el SDG Compass. Sin métricas verificables, las iniciativas corren el riesgo de ser vistas como intenciones vacías.
Además, reportar tanto los logros como los desafíos refuerza la credibilidad. Las empresas que comparten abiertamente sus avances y limitaciones demuestran compromiso y transparencia. Comunicar con honestidad ayuda a construir confianza con inversionistas, colaboradores, clientes y la sociedad en general.

3. Vincula tus reportes con estándares reconocidos
Una forma eficaz de evitar el SDG Washing es adoptar marcos de reporte reconocidos y auditables. Utilizar estándares como GRI, SASB o los Principios del Pacto Mundial de la ONU permite vincular directamente tus acciones con los ODS y demostrar trazabilidad. No se trata solo de decir que se contribuye, sino de mostrar cómo.
Además, estos marcos proporcionan una base común para que los grupos de interés comparen iniciativas entre empresas. Esto fortalece la transparencia y evita caer en generalidades o afirmaciones vagas. Cuanto más sólida sea tu metodología de reporte, menor será el riesgo de ser acusado de utilizar los ODS como estrategia cosmética.
4. Involucra a las partes interesadas
Incluir la voz de tus stakeholders en el diseño y seguimiento de tus acciones sostenibles es clave. Los empleados, proveedores, clientes, comunidades locales e incluso competidores pueden ofrecer información valiosa sobre los impactos de tus operaciones. Esto ayuda a detectar riesgos sociales o ambientales que podrían pasarse por alto internamente.
Muchas veces, el SDG Washing ocurre por desconexión entre lo que la empresa comunica y lo que realmente viven sus grupos de interés. Al establecer canales de diálogo, consultas y participación activa, puedes fortalecer la legitimidad de tus iniciativas. La sostenibilidad debe construirse desde la escucha y la colaboración, no desde el aislamiento corporativo.

5. Evita el uso superficial de los íconos de ODS
Los íconos coloridos de los ODS son poderosos, pero también pueden volverse vacíos si se usan sin contenido. Colocar estos símbolos en sitios web, folletos o redes sociales sin sustento real es una de las señales más comunes de SDG Washing. Su uso debe estar justificado con acciones, indicadores y plazos específicos.
Si tu empresa decide comunicar su alineación con un ODS, debe tener detrás un compromiso documentado. Mostrar resultados, reportes y evidencia concreta evita que los íconos se conviertan en simple decoración. Usarlos de forma estratégica y responsable refuerza la autenticidad del mensaje y protege el valor transformador de la Agenda 2030.
Más allá del concepto: por qué importa el SDG Washing
Hablar de qué es el SDG Washing no solo es relevante por razones éticas, sino también porque puede tener consecuencias legales y reputacionales. En un entorno donde la transparencia y la rendición de cuentas son cada vez más exigidas por inversores, consumidores y reguladores, exagerar logros sostenibles puede ser contraproducente.
Además, el SDG Washing debilita el esfuerzo global por alcanzar los ODS. Cuando múltiples empresas utilizan estos objetivos de forma simbólica, el mensaje pierde fuerza y dificulta que la sociedad identifique verdaderas prácticas responsables. Esto no solo afecta a las empresas responsables, sino al avance colectivo hacia un desarrollo más justo.
Por último, las nuevas generaciones están especialmente atentas a la coherencia entre lo que una empresa dice y hace. La autenticidad es un valor en alza y un diferencial competitivo. Saber qué es el SDG Washing y tomar medidas para evitarlo es, en definitiva, una apuesta por la confianza a largo plazo.

El reto está en la coherencia
El interés por los ODS ha abierto oportunidades para alinear el mundo empresarial con el bienestar social y ambiental. Pero si este compromiso no es auténtico, corremos el riesgo de convertir una agenda transformadora en un simple slogan. Identificar qué es el SDG Washing es el primer paso para evitarlo.
Una empresa verdaderamente sostenible no se define por su discurso, sino por su impacto. Evaluar, medir, dialogar e integrar la sostenibilidad en la estrategia de negocio es lo que marca la diferencia entre una acción decorativa y un compromiso transformador.
En tiempos donde la transparencia se valora tanto como la innovación, evitar el SDG Washing es una necesidad ética, reputacional y estratégica. Las empresas que abracen la coherencia serán las que realmente contribuyan a cambiar el mundo.