EE. UU. mantendrá su representación en la cumbre climática pese a tensiones políticas
La participación de Estados Unidos en la próxima Conferencia de las Partes (COP30) ha generado expectativas, especialmente ante la posible ausencia del gobierno federal en las negociaciones formales. Sin embargo, la continuidad del país en la agenda climática global ha sido asegurada gracias al compromiso de sus actores no estatales, como gobiernos locales, empresas y organizaciones civiles, que planean asistir con fuerza a la cumbre.
Este panorama fue delineado por André Corrêa do Lago, presidente de la COP30, quien según información del portal edie, durante su intervención en la Cumbre de Cero Emisiones Netas en Londres afirmó que “más de 3,800 líderes de todos los sectores en EE. UU. han reafirmado su compromiso con el Acuerdo de París”, lo que respalda la afirmación de que EE. UU. mantendrá su representación en la cumbre climática, aunque su gobierno federal se mantenga al margen de la negociación oficial.
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EE. UU. mantendrá su representación en la cumbre climática a través de actores no estatales
Según Corrêa do Lago, la presidencia de la COP30 busca dar protagonismo a los llamados actores no estatales: entidades como ciudades, regiones, empresas y ONG. Estos actores son esenciales para llevar los compromisos internacionales a la acción práctica. En sus palabras: “En las negociaciones, solo los estados son los protagonistas. En la implementación, necesitamos a todos”.
El presidente de la COP30 subrayó que muchas ciudades y estados de EE. UU., como California o Nueva York, tienen políticas climáticas más ambiciosas que el gobierno federal. Esta red de compromisos descentralizados permite que EE. UU. mantenga su representación en la cumbre climática de forma robusta, incluso en ausencia del liderazgo presidencial.
Además, la participación de empresas tecnológicas, financieras y del sector energético se considera clave para influir en la narrativa económica del cambio climático. Estas organizaciones buscan visibilizar que invertir en sostenibilidad es también invertir en crecimiento, empleos y resiliencia económica.
Entre la narrativa de la crisis y el compromiso climático
Corrêa do Lago reconoció que las crisis geopolíticas actuales han reducido el margen para avanzar en políticas ambiciosas. Sin embargo, advirtió sobre una nueva forma de negacionismo: la creencia de que la acción climática es incompatible con el desarrollo económico. “Debemos combatir la idea de que lo verde y el crecimiento están en conflicto”, afirmó.
En este contexto, la participación activa de actores estadounidenses en la COP se vuelve más estratégica. Ellos representan una narrativa alternativa, que pone sobre la mesa ejemplos exitosos de empresas que integran la sostenibilidad sin sacrificar competitividad. Este discurso será crucial para evitar retrocesos en la ambición climática global.
Por ello, no sorprende que EE. UU. mantenga su representación en la cumbre climática a través de múltiples voces. Estas voces, aunque no provengan directamente de Washington, tienen capacidad real para moldear la conversación y acelerar la transición hacia una economía baja en carbono.

Retos en la presión política y la equidad económica
Uno de los desafíos que Corrêa do Lago identificó es la presión que ejercen sectores contaminantes para frenar las políticas verdes. Según explicó, estos grupos suelen ser mucho más activos e influyentes, incluso en democracias avanzadas. “Esto pasa en todas partes, desde Alemania hasta Bolivia”, señaló con claridad.
En contraste, los sectores que tienen potencial de crecimiento con la transición energética no siempre se movilizan con la misma intensidad. De ahí la importancia de que empresas progresistas participen activamente en espacios como la COP30, para equilibrar el debate y ofrecer propuestas concretas.
La representación estadounidense en la cumbre será, entonces, también una forma de contrarrestar esas presiones. Con ciudades, empresas y organizaciones sociales comprometidas, EE. UU. mantendrá su representación en la cumbre climática, no solo por convicción, sino como parte de una estrategia para proteger su economía frente a los riesgos del estancamiento climático.

Una cumbre que apuesta por la implementación, no solo la negociación
Corrêa do Lago remarcó que las COP ya no deben centrarse únicamente en la diplomacia. Si bien las negociaciones entre Estados son importantes, la implementación efectiva requiere una lógica distinta: más descentralizada, pragmática e inclusiva. “La lógica de la implementación es diferente a la de las negociaciones”, insistió.
Bajo esta visión, la participación de actores no estatales —como los que representarán a EE. UU.— cobra mayor relevancia. Ellos están más cerca de las soluciones locales y de la ciudadanía, y pueden actuar con más rapidez y flexibilidad que los gobiernos nacionales.
Además, esta estructura permite sostener los avances en periodos de inestabilidad política. En ese sentido, EE. UU. mantendrá su representación en la cumbre climática no solo como señal de coherencia, sino como un modelo de acción climática resiliente a los vaivenes del poder ejecutivo.
EE. UU. sigue en la conversación, aunque cambie el interlocutor
La participación de Estados Unidos en la COP30, aunque fragmentada, sigue siendo significativa. El liderazgo de ciudades, estados, empresas y organizaciones refleja que el compromiso climático del país no se limita a su gobierno federal. En tiempos de tensiones políticas, esta red de actores no estatales mantiene vivo el impulso hacia un futuro sostenible.
Como lo planteó Corrêa do Lago, la implementación de la agenda climática exige nuevos protagonistas. Y es precisamente en esa lógica que EE. UU. mantendrá su representación en la cumbre climática, sumando voces diversas que aportan soluciones locales a desafíos globales.