Un cambio radical en los hábitos de compra
En el panorama europeo de consumo, España se alza como el bastión indiscutible de las marcas blancas, con una penetración que alcanza el 48,5%,
superando en casi 10 puntos la media de la Unión Europea, situada en el 39,2%. Este fenómeno, revelado en el último Estudio sobre la Marca Propia
realizado por Aldi y respaldado por consultoras como Kantar y Circana, refleja un cambio radical en los hábitos de compra de los españoles, marcados
por un creciente interés por la relación calidad-precio y la necesidad de ajustar presupuestos en tiempos de inflación.
El estudio pone de manifiesto que el 51% del volumen total de compras en los hogares españoles está compuesto por productos de marca blanca, una cifra
que subraya la creciente importancia de estos productos en la cesta de la compra. Este fenómeno se ha visto acelerado en los últimos años, impulsado
por la inflación y la continua mejora en la calidad de las marcas propias. En comparación con el año anterior, el gasto medio anual por familia en
productos de marca blanca ha aumentado un 7%, alcanzando los 1.208 euros. Este crecimiento se refleja en una mayor frecuencia de compra, con los
consumidores visitando el supermercado hasta dos veces por semana en busca de estos productos, lo que representa un incremento del 22% respecto al año
pasado.
El atractivo de las marcas blancas no solo radica en su precio, que es, en promedio, un 15% inferior al de las marcas comerciales, sino también en su
relación calidad-precio. Un 74% de los consumidores considera que esta combinación es el factor determinante para optar por la marca blanca, superando
al precio y a las ofertas y promociones. Esta percepción de mejor calidad ha sido corroborada por el 79% de los encuestados, quienes afirman que la
calidad de estos productos ha mejorado significativamente en los últimos años.
Las marcas blancas han conseguido arrebatar cuota de mercado a los fabricantes en casi todas las categorías de productos. Las áreas de leche y batidos,
detergentes, productos para bebés, quesos y suavizantes han sido particularmente beneficiadas, con incrementos en la cuota de volumen de ventas que
oscilan entre el 2,9% y el 4%. Sin embargo, la categoría de bebidas, donde la marca blanca tradicionalmente ha tenido menor representación, ha visto
una ligera disminución en la cuota de ventas.
El estudio también revela un cambio en la demografía de los consumidores de marcas blancas. El rango de edad menor de 35 años ha experimentado el mayor
crecimiento en la penetración de estos productos, con un aumento de 2,9 puntos porcentuales hasta alcanzar el 56,5%. En contraste, el grupo de mayores
de 65 años ha mostrado un avance más modesto, situándose en el 48,1% tras un aumento de 1,4 puntos. Este auge de las marcas blancas en España no es un
fenómeno aislado. Aunque el crecimiento en el resto de Europa es más moderado, el aumento de la cuota de mercado de estos productos a nivel europeo
también es evidente. Las grandes marcas comerciales se enfrentan a un desafío creciente, ya que los consumidores asocian cada vez más la marca blanca
con productos de confianza, obligando a las grandes marcas a ajustar sus estrategias para competir en un mercado donde el precio juega un papel
crucial.
El éxito de las marcas blancas en España no solo refleja un cambio en los hábitos de consumo, sino también una adaptación a un contexto económico en el
que el ahorro y la calidad son prioritarios. Con la relación calidad-precio como factor decisivo, las marcas blancas han logrado consolidarse como una
opción preferida entre los españoles, destacándose en un mercado en constante evolución.