Qué es el green colonialism

Publicado por Emprendimiento en

Hablar de sostenibilidad suele evocar imágenes de progreso, innovación y esperanza. Sin embargo, detrás de algunos discursos verdes se esconde una realidad más compleja: la reproducción de relaciones desiguales entre el Norte y el Sur Global. Comprender qué es el green colonialism implica mirar más allá de los proyectos ecológicos para identificar cómo ciertas prácticas, en nombre del medio ambiente, perpetúan estructuras históricas de poder.

Desde parques eólicos en territorios indígenas hasta megaproyectos de minería “verde”, el fenómeno revela una paradoja: el mismo sistema que busca salvar al planeta puede estar oprimiendo a las comunidades que históricamente han vivido en equilibrio con él. Entender qué es el green colonialism es una necesidad para construir soluciones sostenibles, justas y verdaderamente inclusivas.

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Raíces históricas del concepto

El término green colonialism surge para describir cómo las potencias globales trasladan sus estrategias ambientales a otros territorios, a menudo sin considerar las realidades locales. En esencia, qué es el green colonialism puede entenderse como una forma moderna de dominación que utiliza el discurso ecológico para legitimar el control de recursos, tierras o políticas energéticas.

Durante la expansión colonial tradicional, el argumento era “civilizar”. Hoy, el argumento es “descarbonizar”. La narrativa cambia, pero la lógica de poder persiste. Los países del Norte Global, que históricamente generaron la mayor parte de las emisiones, ahora buscan soluciones “verdes” que requieren grandes extensiones de tierra, minerales y energía, muchas veces ubicados en el Sur Global.

En esta nueva fase, la sostenibilidad se convierte en una moneda geopolítica. Mientras algunas regiones prosperan con la transición energética, otras enfrentan desplazamientos, pérdida de autonomía y explotación bajo una nueva bandera: la del ambientalismo global.

El discurso verde como herramienta de poder

Uno de los rasgos más evidentes del green colonialism es la apropiación del lenguaje de la sostenibilidad para justificar políticas o inversiones que benefician principalmente a los países o corporaciones más poderosos. Saber qué es el green colonialism implica reconocer cómo se utiliza la narrativa del “cambio climático” para imponer modelos de desarrollo ajenos a las comunidades locales.

Qué es el green colonialism

Por ejemplo, proyectos de energía limpia que prometen progreso pueden terminar privatizando territorios o afectando ecosistemas vitales. Bajo la promesa de la neutralidad de carbono, se crean nuevas dependencias económicas: las regiones proveedoras de recursos se vuelven indispensables, pero no soberanas.

El discurso verde, cuando se desvincula de la justicia social, deja de ser emancipador. En lugar de generar alianzas, puede reforzar las jerarquías globales y debilitar los conocimientos tradicionales que durante siglos han garantizado la conservación ambiental.

Casos emblemáticos de green colonialism

Los ejemplos abundan en África, Asia y América Latina. En Kenya, la construcción de parques eólicos en territorios de comunidades pastoriles ha provocado desplazamientos masivos. En Chile, la extracción de litio —clave para la transición energética— ha generado conflictos con pueblos indígenas por el uso del agua. Estos casos ilustran qué es el green colonialism en la práctica: cuando el progreso de unos se edifica sobre la pérdida de otros.

También ocurre con los mercados de carbono, que permiten a los países industrializados compensar sus emisiones financiando proyectos forestales en el Sur Global. Aunque suena positivo, muchos de estos programas implican restricciones al uso tradicional de la tierra, afectando modos de vida ancestrales.

El patrón se repite: decisiones tomadas lejos de los territorios impactados, sin procesos de consulta reales. Así, la justicia ambiental se convierte en un discurso vacío si no se acompaña de una distribución equitativa del poder.

El papel de las empresas y la responsabilidad social

Para las compañías que operan con estándares ESG, comprender qué es el green colonialism es crucial para evitar caer en prácticas que aparentan ser sostenibles, pero perpetúan desigualdades. Las empresas multinacionales deben preguntarse: ¿nuestras estrategias verdes benefician realmente a las comunidades locales o solo refuerzan nuestra licencia para operar?

Una transición energética justa requiere escuchar a las comunidades, respetar sus derechos y reconocer sus saberes. Esto implica pasar de una lógica extractivista —aunque sea “verde”— a una lógica colaborativa, donde las soluciones se construyan de manera horizontal.

Las empresas con visión de futuro no buscan “compensar” impactos, sino transformarlos. En lugar de imponer soluciones, co-crean alternativas junto con los actores locales, promoviendo autonomía, resiliencia y prosperidad compartida.

Perspectivas del Sur Global y conocimientos indígenas

El conocimiento de los pueblos originarios ofrece una alternativa poderosa al modelo dominante. Ellos no necesitan aprender qué es el green colonialism: lo viven desde hace siglos. Su visión de sostenibilidad está basada en la interdependencia entre humanos y naturaleza, una filosofía que el mundo moderno apenas comienza a redescubrir.

Qué es el green colonialism

Sin embargo, sus aportes suelen ser marginados en los foros internacionales de sostenibilidad. Las comunidades locales no son escuchadas como expertas, sino como beneficiarias. Revertir este enfoque es clave para una transformación genuina: sin justicia epistemológica, no hay justicia climática.

Integrar las perspectivas del Sur Global significa reconocer que la sostenibilidad no puede definirse desde un solo punto de vista. La diversidad cultural es, en sí misma, una herramienta para enfrentar la crisis ambiental.

Hacia un nuevo paradigma de sostenibilidad justa

El reto no es solo ecológico, sino ético. Si comprendemos a fondo qué es el green colonialism, podemos evitar repetir los errores del pasado bajo una nueva retórica verde. La sostenibilidad no debe ser un privilegio exportado, sino un compromiso compartido.

Esto requiere cambiar la forma en que medimos el progreso: pasar del crecimiento económico a la regeneración social y ambiental. Las alianzas entre gobiernos, empresas y comunidades deben basarse en la transparencia, la corresponsabilidad y la equidad.

Solo así podremos construir un modelo donde lo verde no sea un color de dominación, sino un símbolo de justicia y equilibrio planetario.

Comprender qué es el green colonialism es un llamado a revisar críticamente nuestras propias prácticas de sostenibilidad. La intención de cuidar el planeta no debe servir como justificación para nuevas formas de desigualdad. La verdadera responsabilidad social exige coherencia: no se trata solo de reducir emisiones, sino de garantizar que las soluciones climáticas también sean justas, inclusivas y respetuosas de los territorios y sus habitantes.

En un mundo que se apresura hacia la transición verde, la pregunta no es si debemos actuar, sino cómo hacerlo sin repetir los patrones de dominación que hoy intentamos superar.

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