¿Por qué invertir en el clima podría ser la mayor oportunidad económica?

Publicado por Emprendimiento en

La acción climática no solo es una obligación ambiental, sino también una oportunidad económica sin precedentes, según el economista Nicholas Stern. por otro lado, el costo de no actuar ante el cambio climático supera ampliamente el de implementar medidas de mitigación, mientras que las inversiones en tecnologías limpias pueden generar crecimiento sostenido y empleo.

Stern destaca que la caída de los costos de energías renovables y vehículos eléctricos, combinada con sociedades más saludables y productivas, crea una vía para abordar simultáneamente la crisis climática y mejorar la economía global. 

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La oportunidad económica de invertir en el clima

Stern ha dicho a The Guardian que la inversión en acción climática representa “la historia del crecimiento económico del siglo XXI”. Las tecnologías limpias son cada vez más competitivas: la energía solar ha reducido sus costos un 80 % en la última década, mientras que la energía eólica terrestre y marina ha visto descensos del 57 % y 73 %, respectivamente.

El economista señala que estas tecnologías no solo son más baratas, sino que fomentan ciudades más productivas y saludables, lo que impulsa la productividad y reduce costos sanitarios pues:

“El crecimiento con altas emisiones de carbono se autodestruye; el crecimiento de bajas emisiones es la única opción sostenible”.

Los sectores de cero emisiones netas están creciendo incluso más rápido que las economías tradicionales, demostrando que las oportunidades financieras y ambientales pueden ir de la mano. Los países que lideran la transición verde también logran ventajas competitivas en innovación y empleo.

Ignorar estas oportunidades no solo limita el crecimiento económico, sino que aumenta el riesgo de crisis climáticas que podrían generar pérdidas millonarias y daños irreversibles a la infraestructura global.

Riesgos de no actuar y costos de la inacción

El costo de la inacción ante el cambio climático es cada vez más evidente. Stern advierte que los desastres naturales, como incendios forestales e inundaciones, aumentan en frecuencia e intensidad, afectando tanto a personas como a economías locales y globales.

Los estudios históricos de Stern indican que la acción climática cuesta menos que los daños que genera la inacción. En el Reino Unido, por ejemplo, alcanzar cero emisiones netas resulta más barato que enfrentar los impactos derivados del cambio climático, según la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria.

Ignorar las señales científicas y políticas puede llevar a pérdidas económicas enormes y a un colapso de sectores clave. Stern cita la reciente postura de líderes como Donald Trump, quien califica el cambio climático de “estafa”, como un ejemplo de cómo la negación puede retrasar oportunidades críticas.

Stern afirma que la inacción es, en términos prácticos, es mucho más costosa que la inversión proactiva en el clima:

“No invertir en las tecnologías del siglo XXI es apostar al fracaso económico y social”.

Beneficios de las inversiones climáticas

Las inversiones en energías renovables y eficiencia energética generan empleo, fortalecen economías locales y reducen costos sanitarios derivados de la contaminación. Stern resalta que las ciudades con aire limpio y movilidad sostenible son más productivas y competitivas.

Además, la inversión en el clima promueve innovación tecnológica, reducción de dependencia de combustibles fósiles y estabilidad geopolítica al diversificar fuentes de energía. La economía global se beneficia directamente de estas transformaciones.

Los beneficios sociales son igualmente notables: sociedades más saludables implican menos gastos públicos en salud, mayor productividad laboral y mejor calidad de vida para millones de personas. Además, Stern enfatiza que el crecimiento económico sostenible y la acción climática no son excluyentes, sino complementarios.

El papel de la política y el liderazgo global

Para que la inversión en el clima alcance su máximo potencial, se requieren políticas públicas audaces que incentiven la transición energética. Stern reconoce que el entorno geopolítico actual es difícil, pero subraya que la evidencia científica y económica es clara.

Los líderes políticos deben reconocer la oportunidad: las tecnologías limpias ya superan a los combustibles fósiles en gran parte del mundo, y los sectores de energía renovable crecen a ritmos extraordinarios. No actuar significa perder competitividad global y exponerse a impactos climáticos devastadores.

invertir en el clima

Stern advierte que la acción climática debe integrarse en la estrategia de crecimiento de cada país y sector económico, y que los retrasos podrían resultar en costos irreversibles.

El liderazgo en transición energética no es solo ético, sino estratégico: quien primero invierta en el clima asegurará ventajas económicas, tecnológicas y sociales decisivas para el siglo XXI.

Invertir en el clima como estrategia de crecimiento

La acción climática representa una de las mayores oportunidades económicas del siglo XXI. Invertir en el clima no solo protege el planeta, sino que promueve crecimiento, empleo e innovación tecnológica, al tiempo que reduce riesgos financieros y sociales derivados de la inacción.

Stern concluye que cada retraso en la inversión climática aumenta el costo de los daños futuros, mientras que adoptar estrategias sostenibles asegura prosperidad a largo plazo. Los países y empresas que lideren esta transición obtendrán ventajas competitivas decisivas, consolidando el argumento económico para invertir en el clima hoy.



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