Los grandes bancos se liberan del control climático: ¿retroceso o nueva estrategia?

Publicado por Emprendimiento en

Estados Unidos ha dado un giro inesperado en su supervisión financiera al eliminar los Principios para la Gestión de Riesgos Financieros Relacionados con el Clima de 2023 para grandes instituciones. Esta decisión conjunta de la Reserva Federal, la FDIC y la OCC marca un cambio significativo respecto a los esfuerzos previos para integrar consideraciones climáticas en la gestión bancaria. Según los reguladores, los estándares de seguridad y solidez existentes son suficientes para abordar todos los riesgos materiales, incluidos los relacionados con el clima.

El impacto de esta medida va más allá del ámbito regulatorio local. Para los bancos con más de 100,000 millones de dólares en activos, la rescisión de las normas de riesgo climático genera incertidumbre sobre cómo cumplir con estándares internacionales de divulgación y gobernanza, como los del ISSB o el TCFD. Además, plantea interrogantes sobre la alineación con políticas globales de finanzas sostenibles y la resiliencia del sistema financiero ante el cambio climático.

Contenido

Washington retira la supervisión climática del sector financiero

En octubre de 2023, los reguladores introdujeron un marco que buscaba guiar a los bancos en la incorporación de riesgos climáticos en gobernanza, análisis de escenarios y gestión de riesgos. Menos de dos años después, la guía ha sido retirada formalmente, eliminando la obligación para instituciones con activos superiores a 100,000 millones de dólares.

La rescisión, publicada en el Registro Federal, argumenta que los principios climáticos podrían distraer a los bancos de sus obligaciones prudenciales tradicionales.

Según un memorando interno de la Reserva Federal, los principios “podrían estar distrayendo a las grandes instituciones financieras de la gestión de riesgos financieros sustanciales”.

Este cambio representa un alejamiento del enfoque interinstitucional previo, que buscaba estandarizar la gestión climática en la banca estadounidense. La retirada deja a los reguladores sin un marco coordinado para supervisar la exposición de los bancos a riesgos físicos y de transición relacionados con el clima.

A pesar de ello, las agencias recalcan que todas las instituciones deben mantener su resiliencia ante una amplia gama de riesgos potenciales. La diferencia es que la supervisión específica para el clima deja de ser obligatoria, pasando la responsabilidad de la integración climática principalmente a los propios bancos.

normas de riesgo climático

Disenso dentro de la Reserva Federal

La decisión fue aprobada por la Junta de la Reserva Federal con una votación de 5 a 2. El gobernador Michael Barr, uno de los opositores, criticó duramente la medida, calificándola de injustificada:

“Revocar los principios a medida que aumentan los riesgos financieros relacionados con el clima desafía la lógica y las prácticas sólidas de gestión de riesgos”.

Barr enfatizó que la medida carece de evidencia que respalde su adopción, apenas dos años después de implementarlos. Según él, los reguladores “le deben al público una explicación racional y basada en evidencia de nuestras acciones”, resaltando la importancia de mantener un marco de supervisión confiable.

El disenso refleja la división interna sobre cómo abordar la integración de riesgos climáticos en la supervisión financiera. Mientras algunos consideran redundante la guía específica, otros advierten sobre la creciente materialidad de los riesgos relacionados con el cambio climático en los balances bancarios.

El debate también pone de relieve la tensión entre políticas nacionales y estándares internacionales, pues la eliminación de las normas de riesgo climático podría afectar la alineación de los bancos estadounidenses con regulaciones extranjeras más estrictas en materia de finanzas sostenibles.

normas de riesgo climático

Implicaciones de la medida para bancos e inversores

La rescisión genera incertidumbre inmediata para los grandes bancos, que deben adaptarse sin un marco federal específico para medir riesgos climáticos. Si bien los estándares de seguridad tradicionales permanecen, la ausencia de orientación particular para el clima complica la preparación ante eventos extremos o regulaciones futuras de alcance global.

Los inversores internacionales podrían percibir la medida como un retroceso en la integración de criterios ESG. En contraste, los reguladores europeos y asiáticos siguen reforzando la divulgación de riesgos climáticos y los requisitos de capital, aumentando la presión sobre bancos estadounidenses que operan en mercados globales.

La divergencia regulatoria podría generar conflictos de cumplimiento y riesgos reputacionales para instituciones que buscan mantener su competitividad internacional. La ausencia de normas de riesgo climático uniformes limita la capacidad de los bancos de comunicar su resiliencia climática de manera coherente con estándares globales.

En términos prácticos, esto también afecta la inversión y la planificación estratégica. Los bancos deberán encontrar maneras alternativas de evaluar y reportar riesgos climáticos, lo que podría aumentar los costos de gestión y afectar la confianza de los accionistas.

Cambio de rumbo político y contexto global

La rescisión se produce en un contexto de política estadounidense que resta prioridad a la integración climática en la supervisión financiera. Desde la administración Trump, se han revertido compromisos internacionales y la Reserva Federal abandonó la Red para la Ecologización del Sistema Financiero (NGFS).

El discurso político que minimiza la relevancia del cambio climático refuerza la perspectiva de que las normas de riesgo climático eran prescindibles. Esto marca un contraste significativo con los esfuerzos internacionales de estandarización de riesgos financieros relacionados con el clima.

normas de riesgo climático

El giro regulatorio pone fin a la coordinación interinstitucional en EE. UU. sobre riesgos climáticos, eliminando uno de los marcos más estructurados de gobernanza verde en la banca estadounidense. Para el sector financiero global, representa un paso atrás en la integración de la responsabilidad climática en la gestión de riesgos.

Si bien la supervisión prudencial tradicional permanece, aún queda la incógnita sobre cómo se adaptará el sistema financiero a la intensificación de los riesgos físicos y de transición impulsados por un clima cambiante, sin un marco normativo específico que los mida y gestione.

Retroceso regulatorio y desafíos futuros

La eliminación de las normas de riesgo climático refleja un cambio de prioridades en la supervisión bancaria estadounidense, alejándose de los estándares internacionales y de la gestión sistemática de riesgos climáticos. Esto genera incertidumbre para bancos, inversores y responsables de políticas, que deberán encontrar mecanismos alternativos para mantener la resiliencia ante un entorno cambiante.

El paso atrás también pone de relieve la necesidad de coordinación global en finanzas sostenibles. A medida que otras jurisdicciones fortalecen la divulgación y la gobernanza climática, los bancos estadounidenses enfrentan desafíos de cumplimiento y reputación que podrían afectar su competitividad y su papel en la transición financiera global.

Ver fuente