La transición hacia un concepto de salud preventiva
Heartbeat es una startup creada en Nueva York por un grupo de jóvenes cardiólogos formados en Columbia University, y dispuestos a llevar a cabo la transición desde un cuidado de la salud cardiovascular reactivo, que actúa cuando surgen síntomas de una posible dolencia, a uno proactivo, que trata de evitar que esos síntomas aparezcan.
La compañía fue fundada en 2016, ha captado 2.5 millones de dólares de capital riesgo, y por el momento tiene ya un par de clínicas abiertas en la Gran Manzana, con planes de abrir varias más, utilizando una combinación de tecnologías digitales, pruebas médicas y consejo especializado. La idea es emplear todos los datos que puedan ser generados por el paciente sin acudir a la clínica mediante una combinación de wearables como Fitbit o Apple Watch, cuestionarios diagnósticos online, y acudir a la clínica para llevar a cabo otro tipo de diagnósticos como electrocardiogramas, pruebas de esfuerzo, entre otros. para corroborar los resultados. Los cardiólogos ayudan además a los pacientes a interpretar los resultados de sus wearables de manera correcta, y prescriben desde regímenes alimenticios hasta rutinas de ejercicio físico, con el fin de mantener un control sobre la salud cardiovascular de un paciente que puede elegir entre financiarlo a través de su seguro médico si este lo incluye, en forma de una cuota anual de $299, o pagando cada visita a $200.
Otras compañías con ideas similares, como Forward, definida por la revista Time como una de las mejores ideas del año 2017, añaden a la ecuación, además de la salud cardiovascular, elementos como el control del cáncer y otros posibles riesgos, y utilizan además diversos tests genéticos para posibles diagnósticos preventivos, en este caso al margen de los seguros médicos y con un coste de ¢149 al mes. Creada hace dos años por Adrian Aoun, que vendió su startup de procesamiento de lenguaje natural, Wavii, a Google, ha logrado captar ya más de cien millones de inversores, ha abierto ya una clínica en Los Ángeles, y espera continuar su expansión en otras ciudades norteamericanas.
One Medical es otra compañía con una aproximación similar, aunque en este caso hablamos de operaciones en ocho ciudades, una valoración de más de mil millones de dólares gracias a los más de doscientos millones invertidos entre otros por Alphabet, y la idea de ser capaces de recortar el gasto médico en un 10% gracias al uso de la tecnología con pacientes que no tienen problemas a la hora de adoptarla. Una tarifa de entre $149 y $199 anuales permiten acceder a consultas a través de correo electrónico, renovación de recetas en el smartphone, visitas a doctores de un amplio cuadro médico que se solicitan a través de la web, y clínicas que parecen más una boutique que una consulta habitual.
Un conjunto de aproximaciones que apuntan en una misma dirección: la evolución hacia un concepto de salud preventivo, en el que la tecnología es utilizada no solo para llevar a cabo diagnósticos en función de un mayor número de mediciones, sino también para otros procesos, o incluso para simplemente optimizar procesos administrativos.
Un tipo de compañías que, seguramente veremos surgir en otros países a medida que la tecnología permita la obtención de más y mejores diagnósticos que, aunque no cumplan necesariamente con todos los elementos de precisión presentes en dispositivos de uso clínico, sí permitan obtener elementos útiles de cara a terapias de tipo preventivo, y lo combinen incluso con elementos de investigación.
A medida que los seguros médicos empiecen a comprobar que una gestión proactiva de la salud puede llegar a ser más rentable que una meramente paliativa, el futuro de la medicina y del cuidado de la salud en general apuntará, sin duda, en esa dirección.
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