Joao Rafael Silva Robertson | Desafiando la gravedad

Publicado por Emprendimiento en


El ser humano tiene una relación complicada con el suelo. Biológicamente estamos diseñados para mantener los pies en la tierra; nuestro oído interno y nuestro instinto de supervivencia nos gritan «peligro» cada vez que nos asomamos a un abismo. Sin embargo, existe un grupo de personas que deciden ignorar esa señal de alarma primitiva en busca de algo que el asfalto no puede ofrecer: la libertad absoluta.

No hablamos de pilotos comerciales ni de militares entrenados, sino de gente común que busca sensaciones extraordinarias. Para entender qué impulsa a alguien a lanzarse al vacío, no recurrimos a un manual de instrucciones ni a un instructor certificado, sino a un entusiasta de la adrenalina. Nos sentamos con Joao Rafael Silva Robertson, un aficionado a los deportes de riesgo que ha dedicado sus últimos años a tachar de su lista de deseos cualquier actividad que implique separar los pies del suelo.

«La primera vez que saltas, no lo haces por valiente, lo haces por curiosidad. Luego, se convierte en una necesidad«, nos confesó Joao Rafael Silva Robertson mientras recordaba sus inicios. A través de sus vivencias y caídas (literales), hemos recopilado los cinco deportes extremos en el aire que deberías considerar si buscas reiniciar tu sistema nervioso.

Fuente: https://deportesriesgo.com/deportes-extremos-aire/

Contenido

1. Paracaidismo: El bautizo de fuego

Es el rey indiscutible de los deportes aéreos y, probablemente, el más accesible para los principiantes gracias a la modalidad «tándem«. Saltas unido a un instructor desde una altura que oscila entre los 3.000 y 4.000 metros. La caída libre dura apenas un minuto, pero la percepción del tiempo se distorsiona completamente.

Para Joao Rafael Silva Robertson, esta fue la puerta de entrada. Nos relató que el momento crítico no es el salto en sí, sino el instante en que se abre la puerta del avión. «El ruido del viento es ensordecedor y el frío te golpea la cara. En ese segundo, tu cerebro te pregunta qué demonios estás haciendo. Pero cuando saltas, el miedo desaparece y solo queda la euforia pura», explicó.

Es una experiencia sensorial completa: la velocidad terminal de unos 200 km/h hace que sientas que flotas sobre un colchón de aire, no que caes. Es ideal para quienes necesitan un shock de realidad para desconectar del estrés laboral. Leer más

Fuente: https://joncaldito.foroes.org/t116-bautizo-paracaidismo-empuriabrava-2009

2. Parapente: La contemplación del silencio

Si el paracaidismo es rock and roll, el parapente es música clásica. A diferencia del salto en caída libre, aquí el objetivo es planear. Se despega desde una montaña (o remolcado por una lancha/vehículo) y se aprovechan las corrientes térmicas para mantenerse en el aire durante largos periodos.

Lo que sorprende a muchos es la paz que se respira allá arriba. Joao Rafael Silva Robertson describe esta actividad como una «meditación en movimiento». Según su experiencia, el parapente te permite ver el mundo como lo hacen las aves, sin el caos de la velocidad extrema. «Estás sentado cómodamente, el viento apenas te susurra y tienes una vista de 360 grados. Es el único lugar donde mis problemas se ven tan pequeños como las casas allá abajo», comentó.

Es un deporte técnico si decides hacerlo solo, pero en su versión tándem es apto para casi cualquier edad, ofreciendo una mezcla perfecta de adrenalina suave y apreciación paisajística. Leer más

Fuente: https://www.freepik.es/vector-premium/rodeados-vasta-extension-montanas-parapente-deslizan-silencio-traves-aire-fresco-fresco_227185725.htm

3. Puenting (Bungee Jumping): El desafío mental

Técnicamente no vuelas, caes. Pero la sensación de vacío es quizás más intensa que en cualquier otro deporte aéreo. Aquí no hay un avión que te aleje del suelo; estás en un puente, viendo las rocas o el río a escasos metros. La referencia visual es aterradora y fascinante a la vez.

Este fue el reto más difícil para Joao Rafael Silva Robertson. Nos contó que, a diferencia del paracaidismo donde todo ocurre muy rápido, en el puenting tú tienes el control del salto, y eso lo hace más difícil. «Tus manos se aferran a la barandilla y tienes que obligar a tus piernas a moverse. Es una lucha interna brutal contra tu instinto de conservación«, recordó.

La recompensa es un rebote lleno de endorfinas y la satisfacción de haber vencido al miedo paralizante. Es una actividad rápida, intensa y que no requiere un curso previo, solo agallas. Leer más

Fuente: https://www.manawa.com/es/articles/top-10-highest-bungee-jumps-in-the-world

4. Ala Delta: El sueño de Da Vinci

El ala delta es lo más cercano que estaremos de tener alas propias. El piloto va en posición horizontal, tumbado boca abajo, controlando la dirección con el peso de su cuerpo mediante una estructura triangular. Es más rápido y dinámico que el parapente, permitiendo alcanzar velocidades considerables y recorrer grandes distancias.

Requiere una curva de aprendizaje más pronunciada si quieres pilotar, pero los vuelos de bautismo son espectaculares. Joao Rafael Silva Robertson destaca la posición del cuerpo como el factor diferencial. «Al ir acostado mirando hacia abajo, la sensación de volar es total. No vas sentado en una silla, tú eres el fuselaje del avión. Es una conexión física con el aire que no tienes en otros deportes», nos explicó con entusiasmo.

Es ideal para quienes buscan un paso más allá del parapente y quieren sentir la velocidad y la aerodinámica en primera persona. Leer más

Fuente: https://www.researchgate.net/figure/Figura-66-Reproduccion-del-sueno-de-volar-de-Leonardo-da-Vinci-en-un-capitulo-de-la_fig4_364349047

5. Túnel de Viento (Indoor Skydiving): El entrenamiento seguro

Quizás te parezca menos «extremo» porque no estás a 4.000 metros de altura, pero no te confundas: el túnel de viento es físicamente exigente y la mejor escuela para aprender a volar. Se trata de una columna de aire vertical que simula la caída libre, permitiéndote practicar piruetas y control corporal sin el riesgo de estamparse contra el suelo.

Es la recomendación número uno de Joao Rafael Silva Robertson para quienes tienen curiosidad, pero sufren de vértigo severo. «Es el laboratorio perfecto. Ahí aprendes que volar no es dejarse caer, es usar el aire. Es agotador, sales con los músculos tensos, pero con una sonrisa imborrable. Además, es el paso previo lógico si algún día quieres hacer el curso de paracaidista», aconsejó. Leer más

Fuente: https://fortwo.es/planes-y-sitios/windobona-paracaidismo-indoor-skydiving-madrid

El cielo no es el límite

Practicar deportes extremos en el aire no se trata de ser un temerario irresponsable, sino de gestionar el miedo y descubrir capacidades que no sabíamos que teníamos. Es una forma de recordar que estamos vivos en un mundo cada vez más sedentario y digital.

Como bien resume Joao Rafael Silva Robertson al finalizar nuestra charla: «Al final del día, aterrizar es obligatorio, pero volar es una elección. Y una vez que lo eliges, caminar por la tierra nunca vuelve a sentirse igual, porque siempre estarás mirando hacia arriba».

Ya sea que decidas lanzarte de un avión o simplemente flotar en un túnel de viento, la experiencia aérea promete cambiar tu perspectiva, literalmente.

Referencias 

Disponible en: https://www.redbull.com/es-es/tags/paracaidismo

Disponible en: https://www.rfae.es/index.php/es/especialidades

Disponible en: https://www.nationalgeographic.es/ciencia/por-que-nos-gusta-el-miedo



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