guía completa desde el entorno hasta el día de la prueba
Nos acercamos a una época peligrosa y temida por los estudiantes: los exámenes. Esas pruebas donde todos nuestros conocimientos teórico-prácticos que hayamos aprendido o no tienen que salir a la luz para conseguir una buena nota.
Hoy os indicamos cómo afrontar los exámenes con éxito de la mano del Dr. Javier Lavilla, especialista de la Clínica Universitaria de la Universidad de Navarra, que afirma que «en el estudio influyen factores externos que pueden hacer dicha tarea más cómoda y eficaz. Mejorar las condiciones en las que estudiamos nos permitirá realizar esta tarea con menos esfuerzo o cansancio».
Si queréis mejorar vuestra concentración y dar el último ataque a esos apuntes que tan de cabeza os traen no dejéis de leer los siguientes consejos que os ofrecemos. No tienen desperdicio:
Contenido
El lugar de estudio
Aunque aquí existan preferencias individuales (habitación, biblioteca), yo personalmente la biblioteca la dejaba para hacer apuntes y esquemas y en la habitación es donde mejor estudiaba posteriormente esos esquemas, el profesor Javier Lavilla nos indica que sea cual sea el lugar elegido, este debe tener algunos mínimos requisitos. Conviene que haya un ambiente que invite a la concentración y evite la dispersión. Es recomendable que esté bien ventilado e iluminado (luz solar o artificial). Por supuesto, el ruido ambiental debe ser mínimo.
Refuerza ese entorno retirando distractores (móvil en modo avión, notificaciones desactivadas), manteniendo orden en la mesa y fijando franjas horarias de estudio consistentes; tu cerebro se beneficia de la regularidad.
Nuestra mesa o escritorio de estudio
La altura de nuestra mesa de estudio debe permitirnos una postura cómoda y adecuada para el estudio, evitando las posturas inclinadas. Los brazos deben descansar sobre la superficie, formando el codo un ángulo de 90º y es conveniente situar la mesa de estudio frente a una pared o ventana sin vistas para evitar las distracciones.
Completa la ergonomía situando el material esencial a mano (apuntes, agua, reloj) y el dispositivo que uses a la altura de los ojos para evitar sobrecargar el cuello. Elimina montones innecesarios y utiliza organizadores o bandejas para ganar enfoque.
La silla de estudio
Según el Dr. Javier Lavilla, lo ideal es que la silla en la que estudiemos pueda regularse en altura y apoyo lumbar. Es un elemento muy importante a la hora de evitar la aparición de una sensación de fatiga precoz. El objetivo es obtener una posición erguida, con la espalda recta, para lo cual es beneficioso un apoyo lumbar que facilite esa posición. Si la silla obliga a estar inclinados continuamente, pueden desencadenarse molestias musculares.
Añade pausas activas breves cada 45-60 minutos para estirar piernas, cuello y hombros; previenen la fatiga y mejoran la oxigenación cerebral, lo que se traduce en mayor rendimiento.
La luz del flexo o habitación de estudio
El foco de luz debe estar situado por encima de la cabeza, de tal forma que ilumine verticalmente la zona de estudio o de atención de la mirada. La bombilla más recomendable es la azul, que emite una luz completamente blanca. Su potencia puede estar limitada por la propia lámpara, aunque con 60 W suele ser suficiente. Una potencia excesiva generará demasiado calor.
Hoy en día puedes optar por LED equivalente (aprox. 8-10 W) con temperatura de color neutra-fría (4000-5000 K), que reduce sombras y ayuda a mantenerse alerta. Evita contraluces y coloca el flexo al lado contrario de la mano con la que escribes para no proyectar sombra.
Planificación, autoevaluación y formato del examen
El éxito empieza con una planificación temprana. Dominar los primeros temas facilita los siguientes (efecto bola de nieve). Es mucho más eficaz estudiar 1 hora durante 10 días que 10 horas en uno.
- Autoevaluaciones: ensaya como si fuera real. Ponte en el lugar del profesor, detecta ideas clave de clase y temas conectados con la actualidad. Igual número de preguntas y tiempo cronometrado.
- Aclarar dudas: no lo dejes para el final. Consultar a docentes o compañeros reduce lagunas y ansiedad.
- Repasar: consolida en memoria a largo plazo con repasos estratégicos cuando el contenido ya está asimilado.
- Formato del examen: adapta tu técnica. Para tipo test, controla tiempos y usa descarte; para desarrollo, practica esquemas y redacciones claras; en orales, entrena exposición; en prácticas, resuelve ejercicios cronometrados.
Gestión del tiempo, técnicas de memorización y metas
Organiza un horario equilibrado con bloques de estudio y descansos breves; evita la procrastinación dividiendo el temario en secciones manejables y marcando objetivos realistas por día.
- Repetición espaciada y práctica activa: revisa justo antes de olvidar; transforma la lectura pasiva en preguntas, tarjetas y autoexplicación.
- Mapas conceptuales, resúmenes y mnemotecnia: conectan ideas, facilitan el recuerdo y agilizan el repaso final.
- Simulacros y priorización: refuerza las áreas débiles, controla tiempos y aumenta la confianza.
Ansiedad, cuidado personal y apoyo
La ansiedad es habitual, pero se gestiona. Practica respiración profunda (abdominal), relajación progresiva, meditación breve y visualización positiva para entrar con calma y foco.
- Exposición gradual: no evites exámenes por miedo; enfrentar la situación te dota de habilidades para gestionarla.
- Cuidado personal: duerme 7-8 horas, muévete a diario y respeta momentos de desconexión. Alimentación con carbohidratos de liberación lenta, frutos rojos (flavonoides) y Omega 3; evita comidas copiosas, azúcares y exceso de cafeína o ultraprocesados.
- Apoyo social: estudiar con otros aporta perspectivas y sensación de pertenencia. Explicar a alguien consolida lo aprendido.
- Aprender de errores: analiza exámenes anteriores con autocompasión para ajustar estrategias y reforzar la resiliencia.
- Semana de exámenes: céntrate en el presente, evita maratones, reduce pantallas antes de dormir y comparte preocupaciones para bajar presión.
La víspera y el día del examen
La víspera evita los atracones de estudio; repasa esquemas, ata cabos sueltos y fija lo nuclear. Prepara material, horarios y aula para reducir incertidumbre.
En el examen: lee bien cada enunciado, subraya palabras clave, asigna tiempo por pregunta, haz un esquema mental y desarrolla con claridad. Reserva minutos para revisar. En tipo test, responde primero las fáciles, marca dudosas y vuelve luego con descarte.
Si te quedas en blanco, aplica 60-90 segundos de respiración abdominal, ancla un concepto y empieza por la pregunta que mejor dominas para recuperar inercia.
Para más información, no dejes de visitar este enlace donde sigue explicándonos el cuidado que debemos tener con ciertos estimulantes para aumentar la concentración y la duración del estudio y demás puntualizaciones.
Con un entorno de estudio bien diseñado, planificación inteligente, técnicas de memorización activas y una gestión del estrés basada en hábitos saludables, llegarás al examen con claridad, energía y confianza para demostrar lo que sabes.