Coronavirus: reflexiones sociales, tecnológicas y empresariales
Tres profesores doctores del Grupo de Investigación de Excelencia de Ciencias Sociales y Tecnológicas de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, comparten algunas reflexiones acerca de la trascendencia del coronavirus en el contexto social, tecnológico y empresarial.
Felipe Debasa, profesor doctor e historiador experto en Mundo Actual pone el acento en lo que él define como:
LA PRIMERA GRAN CRISIS GLOBAL DESDE LA II GUERRA MUNDIAL
Afirma al respecto que “vivimos en la sociedad de lo inmediato donde a click de ratón recibimos en casa una hamburguesa para comer y una tarima de helado en mitad de la noche. Pagamos con el teléfono móvil y llevamos la tarjeta de embarque de un vuelo en el reloj. Es la disrupción tecnológica de la IV Revolución Industrial. Pero, por primera vez desde que desapareció la URSS, el mundo sufre una convulsión propia de un escenario de novela apocalíptica. El invierno de 2020 parará a la historia como el año de las cuarentenas, en el que cientos de millones de personas estuvieron obligadas a no salir de casa”.
“Nuestros abuelos”, prosigue el doctor Debasa, “recuerdan el miedo y el hambre de las guerras y las postguerras. Desabastecimiento de productos, economía de trueque, estraperlo, precios desorbitados para productos de primera necesidad, etc. Como en la obra de Orwell 1984, en la que se buscaban desesperadamente maquinillas de afeitar; hoy en países como Australia y Alemania el papel higiénico corre peligro de desaparecer. Incluso hay un hastag para colgar en Twitter todo lo referente a la celulosa íntima #toiletpapergate. Busquen el hashtag en Internet, y verán las imágenes kafkianas relacionadas con la carestía de papel higiénico de marzo de 2020”.
“En las economías planificadas de la Guerra Fría los desabastecimientos eran frecuentes”. Subraya el profesor que “los economistas liberales sostienen que cuando se fijan los precios en el mercado de manera artificial o se topan las producciones por una decisión política sin fundamento, se producen desajustes, desabastecimientos y aparecen precios estratosféricos de estraperlo. En la obra de Orwell 1984, el Estado planteaba alcanzar como metaobjetivos diversos tales como las toneladas de acero o las cuchillas de afeitar. El pueblo repetía estas cifras como si fueran mantras, y celebraba los éxitos como quien gana un partido de fútbol. Por traspasar este ejemplo a la realidad, tenemos la canción de Carlos Puebla de 1969 ‘Diez serán’, en la que se alaba la decisión del Comandante Fidel Castro de que Cuba produzca en 1970, diez millones de toneladas de azúcar. ‘Si dijimos diez, diez serán’. ¿Y qué pasaba si no se llegaba a los diez millones de toneladas? Que se buscaba un enemigo al que hacerle culpable. Bien Estados Unidos, bien los saboteadores que quieren que el socialismo no triunfe. Cambiando de plano, ¿se imaginan que en occidente Frank Sinatra hubiera cantado alabanzas al número de coches fabricados por General Motors o a la producción de batidoras de cocina?”.
“El universo Orweliano se caracteriza por miedo y odio. Miedo a lo desconocido y odio al enemigo que fija el Estado. Pues bien, haciendo un paralelismo de la obra de Orwell con el coronavirus lo que nos encontramos es que por primera vez el ser humano tiene miedo a su depredador natural, los virus. Por el momento no sabe qué hacer y las noticias que nos llegan son confusas. Por primera vez desde que cayó el Muro de Berlín, muchos millones de personas tienen restringidas sus libertades de movimiento, y lo peor tal vez esté por llegar. En cualquier momento y sin previo aviso, las fronteras se pueden cerrar por el bien de la humanidad”, agrega.
“Por el momento no hay enemigo y nadie ha culpado a Estados Unidos o a los comunistas. Pero las consecuencias del depredador natural del hombre para la economía están siendo catastróficas. Y por primera vez la generación millennial, caracterizada por ser reivindicativa y preparada pero que no ha olido ni de lejos los desastres de una guerra o de una hambruna, podrá ponerse en la piel de sus abuelos y bisabuelos cuando contaban batallitas de huidas y escapes, y se harán una ligera idea de los sufrimientos de otras épocas por culpa de los desabastecimientos”.
Concluye el doctor Felipe Debasa que “el coronavirus pasará y el ser humano habría aprendido una nueva lección en la historia. Pese a aquellos que se empeñan en hacernos diferentes por múltiples cuestiones como el nacionalismo; terminaremos por entender que el ser humano es uno sólo y los depredadores naturales no entienden ni de idiomas, banderas, color de piel o religiones. Esta será la batalla de la humanidad”.
EL TELETRABAJO COMO ¿OPCIÓN?
La profesora Arancha de las Heras, Doctora en Derecho y experta en Teletrabajo, es de la opinión de que el teletrabajo, “o mejor dicho, el trabajo en el domicilio, puede ser una solución para las empresas ante la necesidad del cierre de sus centros de trabajo o bien, para en algunos casos minimizar los riesgos”.
“El teletrabajo”, explica, “es una forma organizada de realizar la prestación en la que el trabajador de forma voluntaria, y previo acuerdo con el empresario, pasa a desarrollar parte o totalmente su jornada de trabajo en el domicilio u otro lugar libremente elegido por este. Ante una situación como la que se presenta, es probable que la implantación de esta forma de trabajo se realice de manera improvisada para resolver una necesidad y los resultados no sean los esperados, pero sí al menos se pueda continuar con la prestación”.
A su juicio, “la solución del teletrabajo es una solución válida solo para unos pocos, no por sus especificidades o dificultad de implantación, sino porque el tejido empresarial español está conformado fundamentalmente por industrias o servicios en los que fundamentalmente es necesaria la presencialidad para cubrir el servicio (restaurantes, taxistas, fábricas o empresas de distribución por poner algunos ejemplos). Para aquellas empresas que tengan que implantar el teletrabajo hemos desarrollado una guía en la que se recogen algunas indicaciones a tener en cuenta“, concluye.
EMPRESAS ADAPTATIVAS
Ana Landeta, profesora doctora en Dirección y Administración de Empresas y experta en Estrategia Corporativa y Transformación Digital, destaca la capacidad de reacción y adaptación de las empresas a este contexto como la clave para realizar tres aportaciones específicas.
“La primera radica en la capacitación de los profesionales necesarios previsiblemente más demandados; profesionales sanitarios (capacitación en competencias digitales), director de continuidad del negocio, gestor de estrategia de sostenibilidad, ‘collaboration manager’, ‘agile coach’ y ‘profesional triber’ (expertos en nuevos modelos de trabajo), ingeniero de prevención enfermedades, bioestadista para investigación genómica, técnico de asistencia médica asistido por Inteligencia Artificial, creador de viajes de Realidad Aumentada y los tutores online de servicios educativos, entre otros”.
“La segunda gira en torno al incremento de la demanda del servicio”, apunta la doctora Landeta, “y al mismo tiempo, al incremento del valor de sus acciones, de empresas tales como, Climax (fabricación de mascarillas), Cofares (distribuidores farmacéuticos), Sibol (fabricación de equipos de protección individual), Innovo (vacuna INO-4800), Moderna (vacuna experimental contra el virus), Top Glove (fabricación de guantes médicos), K12 (servicios de educación online para niños), Zoom Video (videoconferencia para empresas), Teladoc (servicio de conexión online entre pacientes y médicos), Netflix (entretenimiento), Amazon (venta on-line de productos), Alpabeth (propietaria de YouTube), Peloton (equipos de ejercicio) y GruHub (servicio de entrega de alimentos a domicilio)”.
“Y la tercera y última lo hacer alrededor de la apuesta por la investigación aplicada y la innovación tecnológica en aras a la generación de soluciones efectivas, proactivas y reactivas que permitan realizar una contribución factible. En este sentido, nos referimos a servicios y soluciones e-health, investigación médica asociada al desarrollo de la vacuna, investigación de otras enfermedades emergentes, la innovación biomédica y las soluciones inherentes a la silver economy (el nuevo consumo para un target de más de 65 años), entre otras”, finaliza.
Sobre los autores, además de lo indicado:
Arancha de las Heras es presidenta de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA.
Felipe Debasa es vicepresidente del Club Financiero Génova.
Ana Landeta es vicepresidenta de TodoStartups.