COP30: Una frágil esperanza entre promesas vagas y evanescentes

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Los delegados de Caritas advierten que el acuerdo de Belém no está a la altura de la gravedad de la emergencia climática

La COP30 se concluyó en Belém, el pasado 22 de noviembre, con un frágil compromiso que decepcionó a muchas naciones vulnerables al clima. La cumbre terminó «con un sollozo»: los avances en materia de adaptación y transición justa ofrecieron un pequeño rayo de esperanza, al mismo tiempo que la imposibilidad de acordar una hoja de ruta para la eliminación gradual de los combustibles fósiles dejó un vacío clamoroso como eje central del acuerdo.

Los países se comprometieron a triplicar la financiación para la adaptación para 2035 y adoptaron el primer Mecanismo de Transición Justa, basado en los derechos, una medida que podría apoyar a los trabajadores, las comunidades y los pueblos indígenas, a través de la transición global para abandonar los combustibles fósiles. Sin embargo, la crónica falta de financiación para las medidas frente al clima ensombreció las negociaciones, y las pérdidas y daños siguieron quedando marginados políticamente.

Caritas Internationalis llevó una delegación mundial a la COP30, con el fin de defender a las personas que ya sufren los efectos del cambio climático y para exigir a los gobiernos que respondan a lo que el papa Francisco denominaba «el clamor de la tierra y el grito de los pobres». El documento completo con las reflexiones de Caritas Internationalis se puede descargar aquí.

Realidad de la vanguardia: los beneficios reales dependen de la prestación del servicio

Malawi, uno de los países más expuestos al clima errático de todo el mundo, ve un cierto potencial en los compromisos sobre la adaptación, pero solo si se cumplen las promesas.

«La COP30 ofrece a Malawi y a otros países del Sur del mundo la oportunidad de obtener nuevos recursos y un mayor respaldo político para la resiliencia climática. Si se cumplen los compromisos, los países podrían acceder a más subvenciones para una agricultura resiliente y la protección contra inundaciones y sequías». – Chimwemwe Sakunda Ndhlovu, CADECOM / Caritas Malawi

En toda Oceanía, donde el aumento del nivel del mar y la inseguridad alimentaria definen la vida cotidiana, la brecha entre la ambición y los recursos sigue siendo enorme.

«El Pacífico ha alzado una voz fuerte y unida, pero la financiación sigue estando muy por debajo de lo que necesita Oceanía, lo que obliga a los países a endeudarse aún más. Y, una vez más, el mundo no se ha comprometido a eliminar gradualmente los combustibles fósiles, la causa fundamental sobre la que las naciones del Pacífico llevan advirtiendo desde hace décadas.
Las naciones ricas deben empezar a pagar la «deuda ecológica» que se pone en evidencia en Laudato si’». — Kirsten Sayer, Caritas Australia

Adaptación y transición justa

Tras años de negociaciones, las partes acordaron 59 indicadores para el Objetivo Global de Adaptación y se comprometieron a triplicar la financiación para la adaptación. Sin embargo, la redacción carece de claridad y los indicadores se ultimaron en un proceso apresurado que, según temen los expertos, podría debilitar la rendición de cuentas.

Al mismo tiempo, fue importante conseguir el compromiso de triplicar la financiación, la vaguedad de la redacción entraña el riesgo de una aplicación desigual. La incidencia política es esencial para garantizar una financiación de la adaptación que sea transparente, basada en subvenciones y centrada en los más vulnerables. El nuevo Mecanismo de Transición Justa es un gran logro, pero aún carece de salvaguardias y procesos claros.

Financiación: contribuciones «insignificantes» y compromisos aplazados

El punto más débil de la cumbre fue la financiación. El fracaso de la COP29 a la hora de garantizar un nuevo objetivo financiero global proyectó una larga sombra y, con los principales donantes recortando la ayuda internacional, las esperanzas de un paquete transformador se evaporaron.

«La COP30 no proporcionó los fondos que necesitan los países y las comunidades. Las contribuciones a los fondos de la ONU fueron insignificantes y el objetivo de financiación para la adaptación, aplazado hasta 2035, es profundamente preocupante. Sin embargo, el nuevo programa de trabajo bienal sobre la financiación significa que la lucha no ha terminado». — Liz Cronin, CAFOD / Caritas Inglaterra y Gales

El Fondo para Pérdida y Daños, aunque se puso en funcionamiento el primer día, sufrió la misma falta crónica de financiación.

«El fondo se puso en marcha con un batacazo, en lugar de con un gran avance: las promesas de solo 780 millones de dólares estadounidenses son dolorosamente escasas. La arquitectura se está reforzando, pero los recursos siguen estando muy por debajo de lo que exige la justicia. Los grandes contaminadores deben presentar urgentemente nuevas promesas importantes». — Ben Wilson, SCIAF / Caritas Escocia

La justicia de la deuda: falta una pieza en las medidas frente al clima

Para muchos países, la deuda es ahora uno de los mayores obstáculos para la inversión frente al clima. El llamamiento del Jubileo para la cancelación de la deuda, como en la campaña de Caritas Internationalis «Transformar la deuda en esperanza», ganó fuerza moral en la COP30, sin embargo, «las partes no exploraron la necesidad básica de cancelar las deudas injustas e insostenibles», observó Dean Dettloff, de Development and Peace / Caritas Canadá.

«Si no se aborda la crisis de la deuda, la adaptación y la transición justa se estancarán.
Como nos recuerda el papa Francisco, cancelar la deuda no es un gesto de generosidad, sino de justicia». — Dean Dettloff, Development and Peace / Caritas Canadá

Caritas revisará ahora toda la experiencia de la COP30 y se preparará para la COP31 en Turquía. Pero el mensaje a los gobiernos es claro: no se puede esperar a la próxima cumbre para adoptar medidas.

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