Desastres climáticos de 2025 ya rompen récords en costos económicos

Publicado por Emprendimiento en

La primera mitad de 2025 ha marcado un nuevo punto de inflexión en la historia climática de Estados Unidos. De acuerdo con información de The Guardian, el grupo sin fines de lucro Climate Central, ha dado a conocer que los desastres climáticos de 2025 ya han causado más de 101 mil millones de dólares en pérdidas, convirtiendo este periodo en el más costoso registrado. Incendios forestales, tormentas e inundaciones han golpeado a comunidades enteras, poniendo de relieve la creciente vulnerabilidad del país frente a la crisis ambiental.

Los incendios de Los Ángeles, que destruyeron 16 mil edificios y dejaron unas 400 muertes indirectas, encabezan la lista de catástrofes. Con daños valorados en 61 mil millones de dólares, se posicionan como uno de los eventos más costosos en la historia reciente. Este escenario confirma lo que los científicos advierten desde hace décadas: el costo humano y económico de la inacción climática está aumentando a un ritmo alarmante.

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Los incendios y tormentas que definieron los desastres climáticos de 2025

De los 14 desastres climáticos de 2025 registrados hasta junio, cada uno superó los mil millones de dólares en daños. Las pérdidas abarcan desde la destrucción de viviendas y negocios hasta carreteras e infraestructura crítica. En conjunto, estos eventos superan todos los registros previos desde que comenzaron a documentarse en 1980, reflejando la gravedad de los fenómenos meteorológicos exacerbados por el cambio climático.

Los incendios de Los Ángeles destacan no solo por su magnitud, sino también por el contexto urbano en el que se desarrollaron, arrasando zonas densamente pobladas. A ellos se sumaron tormentas severas que impactaron el centro y sur del país, dejando tras de sí comunidades devastadas y servicios públicos colapsados.

El aumento en la intensidad y frecuencia de estos eventos no es casualidad. Climate Central señaló que “desde 2017, la situación ha cambiado por completo”, destacando cómo la crisis climática alimenta fenómenos más violentos y costosos.

Aun con la ausencia de huracanes de gran escala este año, los costos alcanzados muestran la magnitud del desafío que enfrentan los gobiernos y las empresas en materia de adaptación y resiliencia climática.

Datos borrados por la administración de Trump y la urgencia de medir la crisis

Durante décadas, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) fue la fuente principal de datos sobre desastres climáticos de miles de millones de dólares. Sin embargo, la administración de Donald Trump eliminó este conjunto de información en mayo, alegando “prioridades cambiantes y mandatos legales”. Este vacío de datos dejó sin herramientas a investigadores, gobiernos locales y al sector privado para evaluar riesgos.

Ante este escenario, Climate Central decidió retomar la recopilación y actualización de los registros, con la colaboración de Adam Smith, quien dirigió el proyecto de desastres durante 20 años en la NOAA, quien destacó la importancia de estos datos y la necesidad de rescatarlos como barómetro de la crisis climática y herramienta de planificación: 

“Este conjunto de datos es demasiado importante como para no actualizarlo”.

El esfuerzo de la organización busca reconstruir la infraestructura de información que permita entender el verdadero impacto económico del cambio climático. En las últimas cuatro décadas, el costo de los desastres se ha disparado: de 299 mil millones de dólares entre 1985 y 1995, a 1.4 billones solo en la última década.

Esta tendencia no solo refleja daños materiales, sino también el precio de la desinformación y la falta de continuidad en políticas públicas orientadas a la prevención y mitigación.

desastres climáticos de 2025

Una respuesta federal debilitada

La gestión de los desastres climáticos de 2025 se ha visto agravada por una respuesta federal debilitada. La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) enfrenta recortes de personal y presupuestos restringidos, mientras la administración Trump insiste en que los estados deben asumir los costos de los grandes desastres. Esta decisión ha generado preocupación entre expertos en gestión de emergencias.

Samantha Montano, de la Academia Marítima de Massachusetts, advirtió que FEMA se ha convertido en una agencia “disfuncional e ineficaz”, incapaz de responder con rapidez a crisis de gran magnitud. Las reformas implementadas tras el huracán Katrina han sido revertidas, dejando un vacío operativo que amenaza la seguridad de millones de personas.

A ello se suma la politización de los fondos de emergencia, con denuncias de retención de recursos a estados gobernados por demócratas. Un juez federal incluso dictaminó recientemente que FEMA no podía detener las subvenciones por motivos políticos.

La combinación de crisis climática, debilitamiento institucional y polarización política genera un escenario de riesgo sistémico. En palabras de Montano: 

Hemos tenido suerte de no sufrir un desastre aún mayor este año, pero estamos en la mira del próximo gran evento”.

El costo de la inacción y la necesidad de resiliencia

Los desastres climáticos de 2025 dejan una lección ineludible para los líderes públicos y privados: el costo de la inacción supera con creces el de la prevención. A medida que las temperaturas globales aumentan y la infraestructura envejece, el riesgo de pérdidas multimillonarias crece. Las empresas y gobiernos que no integren la adaptación climática en sus estrategias corren el peligro de ver comprometida su estabilidad económica y reputacional.

Climate Central advierte que la falta de inversión en resiliencia urbana, manejo forestal y gestión hídrica amplifica los efectos de cada evento extremo. En un contexto donde el cambio climático ya no es una amenaza futura, sino una realidad cotidiana, planificar para la crisis es una obligación moral y económica.

desastres climáticos de 2025

La reconstrucción de sistemas de información como el de NOAA es vital para anticipar riesgos y diseñar políticas efectivas. Pero también lo es la colaboración del sector privado, que debe asumir un papel activo en la mitigación de emisiones y en la preparación ante desastres.

Solo a través de una acción coordinada y basada en evidencia será posible reducir los impactos financieros y humanos de esta nueva era de crisis climáticas.

Reconstruir el futuro ante el colapso climático

Los desastres climáticos de 2025 son una advertencia contundente del precio que se paga por la negación y la desinformación. Con más de 100 mil millones de dólares en pérdidas en apenas seis meses, Estados Unidos enfrenta una factura histórica que expone las grietas de su sistema de respuesta y la urgencia de una transición hacia políticas de prevención efectivas.

Para los especialistas en responsabilidad social, este panorama subraya la necesidad de una visión integral del riesgo climático. No se trata solo de medir pérdidas, sino de anticiparlas y mitigarlas. Revertir la inercia institucional, fortalecer los datos y reconstruir la confianza pública serán pasos esenciales para un futuro más resiliente. Porque en esta crisis, el verdadero costo no se mide solo en dólares, sino en la capacidad de adaptación de una sociedad entera.



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