la nueva aliada y el nuevo reto de la sostenibilidad corporativa
Mientras los desarrolladores y operadores de centros de datos buscan reducir el consumo energético, la atención se desplaza hacia las empresas que planean adoptar la inteligencia artificial (IA) como herramienta estratégica. Pero ¿qué preguntas éticas, sociales y ambientales deberían formularse antes de dar este paso? Según un artículo de edie, líderes de sostenibilidad y expertos tecnológicos coinciden en que la IA en ESG puede ser tanto una oportunidad transformadora como un desafío complejo para la sostenibilidad corporativa.
Ian Ellison, exdirector de sostenibilidad de Jaguar Land Rover y actual ejecutivo del Cambridge Institute for Sustainability Leadership (CISL), subraya que las organizaciones deben cuestionar la procedencia de los datos, los sesgos de los algoritmos y el impacto energético de cada herramienta. En sus palabras: “Hacer preguntas sobre la energía, la huella de carbono, los posibles sesgos y la propiedad intelectual son consideraciones esenciales”.
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IA en ESG: eficiencia con responsabilidad
Para Ellison, la IA en ESG representa una forma de acelerar la toma de decisiones sostenibles sin sacrificar el rigor analítico. La automatización de la recopilación y el análisis de datos permite a los líderes enfocarse en el propósito y la estrategia, reduciendo los tiempos de investigación. “Estamos en modo de recuperación —afirma Ellison—; reducir la fase laboriosa del análisis es una oportunidad para recuperar el terreno perdido”.
Una encuesta de Salesforce aplicada en 2024 a 452 profesionales de sostenibilidad reveló que, aunque el 40 % teme que la IA obstaculice el progreso, el 58 % considera que sus beneficios superan los riesgos al abordar la crisis climática. Este contraste refleja el dilema ético y práctico de las empresas: innovar o contenerse frente a la incertidumbre tecnológica.
El potencial de la IA en ESG se extiende desde el mapeo de riesgos climáticos hasta la optimización del uso de recursos. Sin embargo, su huella ambiental —especialmente en consumo energético— obliga a las compañías a adoptar un enfoque consciente y medido. Implementar IA sin alinearla con los objetivos de sostenibilidad puede traducirse en contradicciones reputacionales y ambientales.
Dexter Galvin, exdirector comercial de CDP, coincide en que la IA puede impulsar la acción sostenible siempre que exista supervisión humana. “No se trata de reemplazar el juicio humano, sino de multiplicar su alcance”, puntualiza.

Ética y sesgos: los dilemas invisibles
Uno de los principales retos de la IA en ESG radica en los sesgos inherentes a los algoritmos. Dado que los sistemas de IA aprenden de datos preexistentes, pueden reproducir desigualdades o juicios erróneos si no se someten a auditorías éticas. Tanto Ellison como Galvin advierten que las empresas deben establecer mecanismos de revisión continua y rendición de cuentas.
En este sentido, la gobernanza tecnológica se convierte en una extensión del principio de transparencia en ESG. Las auditorías periódicas, la trazabilidad de los datos y la participación de equipos multidisciplinarios son prácticas que fortalecen la ética de la IA.
La implementación responsable también requiere definir quién asume la responsabilidad ante los impactos negativos. Desde sesgos en la contratación hasta decisiones automatizadas que afectan comunidades, las implicaciones de una IA sin control ético pueden socavar los valores que las empresas promueven en sus informes de sostenibilidad. Ellison insiste:
“El rol humano no desaparece, se desplaza al principio y al final del proceso: guiando, supervisando y decidiendo”.
La IA puede ofrecer precisión, pero la ética sigue siendo una competencia exclusivamente humana.

El impacto laboral: transformación y transición justa
El avance de la IA plantea un impacto inevitable en la fuerza laboral. El Instituto de Investigación de Políticas Públicas (IPPR) advierte que hasta el 70 % de las tareas en ciertos puestos podrían transformarse o automatizarse. Goldman Sachs estima que hasta el 46 % de las funciones administrativas podrían sustituirse, afectando especialmente a los sectores jurídico, de ingeniería y arquitectura.
Si bien los empleos de sostenibilidad pueden parecer menos vulnerables, la automatización desafía los compromisos empresariales con una Transición Justa. La adopción acelerada de IA podría generar tensiones entre la eficiencia tecnológica y la responsabilidad social corporativa. Carl Ennis, director ejecutivo de Siemens UK, destaca que la clave es invertir en la mejora de habilidades.
“Las empresas que adoptan IA están en una posición privilegiada para liderar la innovación en eficiencia energética, pero deben hacerlo formando a su fuerza laboral”.
Ellison complementa esta visión señalando que la IA no debe eliminar empleos, sino redefinirlos. La formación continua, el aprendizaje adaptativo y la inclusión tecnológica serán los nuevos pilares de la sostenibilidad laboral.
IA y sostenibilidad: la oportunidad del liderazgo responsable
La IA en ESG puede convertirse en el motor que acelere la acción climática y social si se utiliza bajo un marco ético claro. Gracias a su capacidad para procesar grandes volúmenes de información, la IA puede identificar patrones en emisiones, evaluar riesgos de cadena de suministro o anticipar vulnerabilidades sociales con mayor precisión.
Sin embargo, su huella energética sigue siendo una preocupación creciente. Los centros de datos que soportan estas tecnologías consumen millones de kilovatios-hora anuales, lo que obliga a las empresas a considerar energías renovables y estrategias de eficiencia para mitigar su impacto.

El futuro de la sostenibilidad corporativa dependerá de cómo las compañías logren equilibrar la innovación con la responsabilidad. Implementar IA sin considerar su impacto ambiental o ético podría erosionar la confianza de los stakeholders.
La inteligencia artificial puede ser, como señala Ellison, una herramienta de cambio sistémico: una oportunidad para rediseñar las estructuras empresariales hacia modelos más ágiles, justos y sostenibles.
Innovación con propósito
El auge de la IA en ESG plantea una disyuntiva inevitable: ¿será esta tecnología la aliada definitiva de la sostenibilidad o su talón de Aquiles? Todo dependerá de cómo las empresas integren la ética, la transparencia y el aprendizaje continuo en sus estrategias.
En un entorno donde la velocidad tecnológica supera la capacidad de regulación, el liderazgo sostenible requiere actuar con visión y prudencia. La IA puede transformar la sostenibilidad, pero solo si se gobierna con propósito humano, compromiso ambiental y un profundo sentido de responsabilidad social.