qué incluyen, cómo se aplica y quién lo imparte

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Materiales del plan de formación ante emergencias

La formación ante emergencias de protección civil llega a los centros educativos para quedarse y hacerlo con fuerza, con materiales didácticos claros y una estructura pedagógica muy cuidada. Tras los episodios de la DANA de finales de octubre de 2024, el país puso el foco en cómo reaccionamos y, sobre todo, en cómo prevenimos. Con este impulso nace un plan que involucra a toda la comunidad educativa, desde Infantil hasta la Formación Profesional, con carácter obligatorio y con recursos listos para usar en el aula.

Lo más interesante es que no hablamos de una iniciativa aislada: hay un marco legal concreto, una coordinación entre ministerios y comunidades autónomas, y un portal con vídeos, infografías y guías didácticas preparado para consulta y descarga en varios idiomas. Además, los materiales respetan principios de inclusión y accesibilidad y se irán actualizando con el tiempo; si cambian los riesgos o se detectan nuevas necesidades, se incorporan mejoras, y el portal permite escoger el idioma de uso de forma muy sencilla desde la esquina superior izquierda, lo que hace que el acceso sea ágil y universal.

Contenido

Qué es y por qué surge el Plan de formación ante emergencias

El Plan de formación ante emergencias de protección civil es una iniciativa conjunta del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes y del Ministerio del Interior, en colaboración estrecha con las comunidades autónomas. A raíz de las consecuencias especialmente graves registradas entre el 28 de octubre y el 4 de noviembre de 2024 por la DANA, el Gobierno aprobó el Real Decreto-ley 7/2024 (11 de noviembre), que ordena impulsar una respuesta inmediata, reconstrucción y relanzamiento en los municipios afectados, e incluye la creación de este plan formativo de carácter obligatorio para todos los centros no universitarios.

La idea es clara: extender la cultura de la prevención y garantizar que alumnado, profesorado y, por extensión, familias y entorno educativo sepan cómo actuar si ocurre una emergencia. No se limita a catástrofes climáticas; también abarca riesgos tecnológicos y sociales. De hecho, el plan se ha señalado entre las diez prioridades del Pacto de Estado frente a la Emergencia Climática, lo que muestra su enfoque integral y su vocación de permanencia en el sistema educativo.

Marco legal y alcance de la medida

El Real Decreto-ley 7/2024 atribuye directamente a Educación, con Interior y las autonomías, la elaboración y despliegue de un plan formativo específico en protección civil. Eso implica que, desde el curso 2025-2026, todas las enseñanzas no universitarias han de incorporar una formación con contenidos definidos, con tiempos mínimos y con responsables de impartición. Es una medida que alcanza a unos ocho millones de estudiantes, con la implicación de casi 800.000 docentes repartidos en aproximadamente 25.000 centros educativos.

La presentación oficial del plan tuvo lugar en el IES Fernando Zóbel (Cuenca), con la participación de la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes y del ministro del Interior, junto con el presidente del Gobierno. La intervención institucional subrayó la necesidad de afianzar una cultura cívica de protección, recordando que algunas autonomías ya habían trabajado en iniciativas similares, pero que ahora se establece un marco común y obligatorio para todo el país.

Niveles educativos y estructura por bloques

Para facilitar la integración en el currículo y adaptarse a la madurez del alumnado, los materiales se organizan por niveles. Así, el Nivel 1 se dirige a Educación Infantil; el Nivel 2, a Educación Primaria; y el Nivel 3 cubre Secundaria, Bachillerato, Formación Profesional y el resto de enseñanzas no universitarias. Esta estratificación permite modular lenguaje, actividades y evaluación según la etapa.

Además, todo el contenido se articula en tres bloques temáticos muy claros, que puedes usar de forma secuencial o combinada según la programación del centro: Bloque 1: prevención, sistemas de alerta y sistemas de emergencias, con especial atención a diferenciar información de desinformación; Bloque 2: identificación de situaciones de riesgo en el entorno y en grandes concentraciones humanas, medidas de autoprotección, reacciones y pautas de apoyo emocional; y Bloque 3: riesgos específicos, ajustables a las características del territorio.

  • Bloque 1. Prevención, alertas y respuesta coordinada. Alfabetización sobre información fiable y detección de bulos.
  • Bloque 2. Reconocimiento de riesgos en el entorno y en eventos masivos. Autoprotección, conducta ante emergencias y apoyo emocional.
  • Bloque 3. Profundización en riesgos concretos: en Castilla-La Mancha, destacan inundaciones, incendios y riesgos industriales; en algunas zonas también vulcanismo y sismicidad.

Esta estructura por bloques y niveles facilita que el profesorado integre las sesiones dentro de áreas ya existentes (por ejemplo, Ciencias, Valores Éticos, Tutorías o Formación y Orientación) o como acciones transversales, siempre con el foco en la seguridad y la prevención.

Objetivos formativos del plan

El plan persigue dotar a la comunidad educativa de conocimientos, habilidades, actitudes y valores para afrontar una emergencia de manera eficaz y segura. En términos concretos, se busca que el alumnado y el profesorado sean capaces de: reconocer los riesgos de protección civil presentes en su entorno; comprender sus posibles consecuencias; y adquirir hábitos de autoprotección responsables.

  • Conocer los distintos riesgos de protección civil y su impacto potencial.
  • Mejorar el nivel de comprensión de alumnado y profesorado sobre los riesgos y sus efectos.
  • Concienciar sobre la importancia de la prevención y la autoprotección.
  • Desarrollar habilidades prácticas para afrontar riesgos cotidianos.
  • Promover actitudes de prevención: solidaridad, responsabilidad, respeto, tolerancia, participación y bien común.
  • Impulsar la implicación activa de toda la comunidad educativa en actividades de prevención y respuesta.

Todo ello se trabaja con una perspectiva de accesibilidad universal y atención a la diversidad, poniendo especial foco en personas con discapacidad o colectivos vulnerables. Se promueve, además, un aprendizaje cooperativo que refuerza la empatía, el trabajo en equipo, la inteligencia emocional y competencias básicas para la recuperación y la resiliencia tras un evento adverso.

Contenidos y riesgos abordados

La materia abarca prevención y respuesta ante riesgos de naturaleza climática, geológica, tecnológica e industrial. A modo orientativo, se contemplan pautas de actuación ante inundaciones, terremotos, maremotos o tsunamis, erupciones volcánicas, fenómenos meteorológicos extremos, incendios forestales, accidentes industriales, incidentes químicos, nucleares y relacionados con el transporte de mercancías peligrosas.

Se trabaja desde la comprensión de los sistemas de alerta y de emergencias (qué significan las señales, cuáles son las fases de una emergencia y cómo se coordinan los recursos) hasta la conducta individual más segura. Por ejemplo, ante riesgo de riada, el principio básico es ganar altura y evitar cauces; si la tierra tiembla, se enseña a protegerse bajo la mesa o pupitre y cubrir la cabeza. En todos los casos, se refuerza la identificación de zonas seguras, la preparación de un plan familiar o de aula y la importancia de seguir canales oficiales.

Un hilo transversal es la alfabetización mediática: aprender a distinguir entre información verificada y rumores o bulos. En situaciones tensas, la desinformación puede multiplicar el peligro; por eso se explica cómo validar fuentes, qué canales son fiables y cómo actuar ante mensajes virales que contravienen instrucciones de Protección Civil.

Implantación: calendario y carga horaria

La implantación se planifica por cada Administración educativa, adaptándola al contexto y los recursos de cada territorio. Aun así, hay mínimos de dedicación por curso: en Infantil y Primaria, al menos dos horas anuales; en el resto de enseñanzas no universitarias, al menos cuatro horas. Este tiempo puede distribuirse a lo largo del año, por ejemplo, concentrando sesiones antes de simulacros o repartiendo microcontenidos durante varias tutorías.

Las comunidades y los centros pueden ampliar la formación para incorporar los riesgos propios de su entorno, apoyándose en los mapas de riesgos de cada zona. De esta manera, un centro en área industrial puede reforzar protocolos químicos, mientras que otro en zona de ramblas prioriza inundaciones; el enfoque es flexible, pero con un tronco común para todo el sistema educativo.

Quién imparte la formación y cómo se prepara el personal

La impartición está a cargo de miembros de los servicios de intervención y asistencia en emergencias de Protección Civil de comunidades autónomas y entidades locales, personal voluntario del Sistema Nacional de Protección Civil y el profesorado de los centros. Para garantizar la calidad, la Escuela Nacional de Protección Civil, junto con los servicios de formación del Ministerio de Educación y las autonomías, proporciona la preparación previa necesaria.

En el caso del voluntariado, se exige superar el curso preceptivo correspondiente antes de intervenir en centros educativos. El profesorado, por su parte, tiene acceso a acciones formativas específicas que permiten contextualizar contenidos, dinamizar actividades prácticas y orientar el acompañamiento emocional del alumnado ante simulacros o situaciones reales, reforzando así la capacidad de respuesta del centro.

Materiales disponibles: tipos, idiomas y accesibilidad

El banco de recursos incluye infografías, guías didácticas y vídeos educativos, con formatos pensados para ser usados tanto en clase como en actividades complementarias. Están disponibles en castellano, catalán, euskera, gallego y valenciano. La selección de idioma se realiza desde la esquina superior izquierda del portal, y los contenidos se irán actualizando y completando progresivamente, de modo que los centros siempre dispongan de versiones vigentes y mejoradas.

Todos los materiales se han desarrollado atendiendo a principios de inclusión, accesibilidad y atención a la diversidad. Esto se traduce en un lenguaje claro, diseño universal, apoyos visuales y propuestas metodológicas que facilitan la participación de todo el alumnado. El Ministerio ha destinado 240.000 euros a la elaboración de estos materiales, que están disponibles para cerca de 25.000 centros, más de ocho millones de estudiantes y casi 800.000 docentes.

Organización en los centros y registro documental

La formación debe figurar en los documentos organizativos del centro. En los centros sostenidos con fondos públicos, además, ha de registrarse expresamente en la Programación General Anual (PGA). Esto ofrece trazabilidad, facilita la coordinación por equipos docentes y asegura el seguimiento por parte de inspección educativa y servicios de protección civil cuando proceda.

Más allá del expediente, el enfoque metodológico prioriza el aprendizaje activo, la cooperación y la participación del alumnado en su propia formación. Se trabajan valores comunitarios (bien común, solidaridad, empatía, respeto), la protección individual y colectiva y habilidades para la vida (comunicación, gestión emocional, toma de decisiones). Estas competencias conectan con la prevención y la resiliencia, claves para minimizar daños y acelerar la recuperación.

Actividades prácticas y vínculo con la comunidad

La teoría sin práctica se queda corta, así que el plan promueve actividades como simulacros (de evacuación, confinamiento, etc.) y jornadas de puertas abiertas con Protección Civil. También pueden organizarse talleres, demostraciones y encuentros con personal de emergencias para conocer equipamiento, protocolos y roles durante una incidencia real.

Estas acciones pueden abrirse a familias y al entorno cercano del centro, creando una red de aprendizaje útil más allá del aula. A fin de cuentas, en una emergencia todos contamos: si el centro escolar sabe qué hacer, pero el barrio no, el resultado no será óptimo; por eso se fomenta la participación comunitaria y la coordinación con autoridades locales.

Castilla-La Mancha: medidas específicas y prioridades

En Castilla-La Mancha, la Orden 108/2025 de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes establece instrucciones para 2025/2026 que encajan de lleno con el plan estatal. Entre otras, define que todo el alumnado recibirá formación ante emergencias de protección civil, con la finalidad de dotar a los centros de la preparación obligatoria para afrontar situaciones de emergencia de forma efectiva y segura.

La norma detalla que se prestará especial atención a personas con discapacidad y colectivos vulnerables, aplicando la accesibilidad universal y metodologías de aprendizaje colaborativo, fomentando el enfoque de protección individual y colectiva y las habilidades para la vida. También se enfatizan valores como la prevención, el trabajo en equipo, la empatía, la solidaridad, la inteligencia emocional y capacidades para la recuperación y la resiliencia.

En lo organizativo, la formación deberá reflejarse en los documentos del centro y, si se trata de centros sostenidos con fondos públicos, quedar registrada en la aplicación de la Programación General Anual. Además, el profesorado recibirá una formación específica al efecto, lo que sintoniza con la preparación previa que articula la Escuela Nacional de Protección Civil a nivel estatal.

En cuanto a contenidos priorizados por contexto territorial, en Castilla-La Mancha destacan inundaciones, incendios y riesgos industriales, sin olvidar que hay zonas con exposición a vulcanismo y sismicidad. Este foco local permite que la formación sea más pertinente y realista para el alumnado.

Iniciativas locales inspiradoras: València + Segura

Más allá del ámbito escolar, hay programas municipales que refuerzan esta cultura preventiva. Es el caso de València + Segura, un plan orientado a capacitar a la ciudadanía para entender alertas y actuar de forma adecuada. Un equipo de formadores se desplaza a asociaciones vecinales, centros de personas mayores, aulas de la Universidad Popular, asociaciones de personas con discapacidad, instituciones y empresas para realizar sesiones prácticas.

El objetivo es doble: explicar los principales riesgos a los que se expone la ciudad y ofrecer pautas concretas para minimizar sus consecuencias. Si perteneces a alguno de estos colectivos, puedes solicitar la acogida de una sesión en tus instalaciones, promoviendo así un aprendizaje distribuido que complementa lo trabajado en los centros educativos y fortalece la respuesta del conjunto de la comunidad.

Información veraz y combate a la desinformación

Una parte clave del Bloque 1 es diferenciar entre información verificada y desinformación. En emergencias, la saturación de mensajes puede llevar a decisiones peligrosas. Por eso, el plan enseña a identificar fuentes oficiales, comprender los sistemas de alerta y evitar difundir rumores. Esta alfabetización mediática se practica con ejemplos, análisis de casos y simulaciones de mensajes falsos vs. comunicados institucionales.

Se trabaja también el control emocional ante la sobreinformación: pausar, confirmar y actuar siguiendo las indicaciones de los servicios de emergencia. Es una habilidad sencilla de enunciar pero que exige práctica y reflexión en el aula para que, llegado el momento, el alumnado responda con calma y criterio.

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Como contexto del momento normativo en el que llega el plan, se han publicado también las condiciones de realización de las pruebas de certificación del nivel Intermedio B1 del MCER en alemán, francés, inglés e italiano para alumnado de 4.º de ESO o del último curso de ciclos de grado medio en proyectos bilingües o plurilingües en Castilla-La Mancha. Aunque es una medida distinta, ilustra el impulso de reformas y actualizaciones educativas que, como en el caso de emergencias, buscan mejorar competencias clave y responder a necesidades actuales.

Ambas líneas (competencia lingüística y educación para la prevención y la autoprotección) se complementan en un enfoque que prepara mejor al alumnado para un mundo incierto y global, donde comunicar bien y actuar con seguridad son dos caras de la misma moneda para el bien común.

El despliegue del Plan de formación ante emergencias de protección civil, con sus materiales por niveles, bloques claros, actividades prácticas y atención a la diversidad, marca un antes y un después en la prevención en los centros educativos. Desde el impulso legal tras la DANA, pasando por la coordinación interinstitucional y el apoyo de Protección Civil, hasta la actualización continua de recursos en varias lenguas, todo está orientado a que niñas, niños y jóvenes sepan qué hacer, por qué y con quién, y a que el profesorado cuente con herramientas sólidas y acompañamiento para llevarlo al aula de forma efectiva.

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