Apple TV abandona el signo Plus
El mundo del streaming está presenciando una depuración nominal que marca el fin de la era del «Plus». Lo que hasta ahora había sido Apple TV+, la plataforma de contenidos de la firma de Cupertino, ha adoptado una nueva y vibrante identidad para ser conocida simplemente como Apple TV, fusionando de manera efectiva la marca del servicio de streaming con su dispositivo de televisión conectada y la aplicación ya existente. Este cambio, revelado con cierta discreción el pasado 13 de octubre durante el anuncio de la próxima película documental sobre la Fórmula 1, no es un mero ajuste estético, sino un síntoma de madurez en una industria audiovisual que busca desesperadamente la claridad frente a la saturación.
Contenido
El adiós al sufijo que se convirtió en cliché
El ubicuo signo «más» o “plus” se convirtió en el código universal de las plataformas de streaming desde mediados de la década de 2010. Para compañías de radiodifusión tradicional, el sufijo actuaba como un atajo de marca reconocible, un guiño al consumidor que significaba, sin ambages, «este es nuestro servicio de streaming y te ofrece algo más». Hoy, sin embargo, en un mercado que se asemeja a un vasto océano de ofertas —desde Disney+ hasta ESPN+ o Discovery+—, el signo ha perdido su valor diferenciador. Según Kennedy Placek, directora de alianzas en la agencia creativa Lexicon Branding, el uso masivo ha provocado que el «más» pierda credibilidad y significado, volviéndose esencialmente inocuo. Esta fatiga nominal no solo se refleja en la percepción de los expertos; en el día a día, el público ya había simplificado el lenguaje, refiriéndose a los servicios por el nombre de la marca principal, entendiendo perfectamente la proposición de valor sin el accesorio.
La dificultad de acertar con el branding en este sector se debe, en gran medida, a la naturaleza volátil del producto central: el contenido. Ben Sherwood, socio creativo en Design Bridge and Partners, subraya que las constantes fusiones, adquisiciones y los cambios de licencias convierten el contenido en un «objetivo cambiante». Esta inestabilidad obliga a las marcas a reajustar constantemente su identidad para reflejar su oferta real. La decisión de Apple de eliminar el signo «más» es un movimiento estratégico que resuena con su filosofía central de simplicidad. Apple TV, en su forma escueta, se alinea con otras ofertas monolíticas de la compañía como Apple Music o Apple News. Más allá del streaming, este paso sugiere la convergencia de hardware y software, unificando la experiencia del usuario bajo un único y potente paraguas de marca. Richard Swain, socio en la agencia Further, lo interpreta como un gesto de confianza y una señal clara de que la era del «plus» ha agotado su ciclo. Es la madurez de la marca la que permite estas simplificaciones, asumiendo que la audiencia ya entiende la distinción entre el dispositivo físico y la plataforma de contenidos.
La importancia de la marca más allá de los símbolos
La marca en el streaming sigue siendo un pilar crucial, especialmente ahora que los costes y las estructuras de suscripción se vuelven más complejos. Swain argumenta que plataformas como Netflix o, históricamente, HBO, han logrado construir identidades que evocan una sensación antes incluso de que el usuario pulse el botón de reproducción, creando señales pavlovianas de calidad y experiencia.
Por el contrario, otras marcas con un anclaje diferente, como Amazon, han tenido que «trabajar mucho más» para ganarse la credibilidad en el mundo del contenido, dada su asociación principal con la conveniencia y el comercio. Matt Sia, director creativo ejecutivo en Pearlfisher, sugiere incluso que la discreción puede ser la mejor estrategia en estos cambios: Apple podría haber evitado señalar con gran bombo la «vibrante nueva identidad» y simplemente haber realizado el cambio, permitiendo que la simplicidad hable por sí misma. En última instancia, la supervivencia y el éxito ya no residen en el símbolo de un «más» que promete algo adicional, sino en la claridad de la oferta y la calidad de la historia que se cuenta. Los consumidores no eligen plataformas por un mero signo, sino por la lealtad que se les ha cultivado y, a menudo, por simple fatiga ante la sobrecarga de opciones.