7 de cada 10 empleados la perciben
La brecha salarial en México es un problema estructural que va más allá de las diferencias de ingreso entre hombres y mujeres. De acuerdo con el Termómetro Laboral de OCC, más de la mitad de los trabajadores ha vivido las consecuencias de esta desigualdad, lo que impacta no solo a su bolsillo, sino también al clima laboral y a la productividad de las organizaciones.
Para las empresas, ignorar esta situación puede resultar costoso. La falta de equidad genera desconfianza, afecta la moral, incrementa la rotación de personal y daña la reputación corporativa. Reconocer la existencia de esta problemática es el primer paso para diseñar estrategias de equidad salarial que fortalezcan la cultura organizacional y contribuyan a la retención del talento.
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Brecha salarial en México: más allá del género
Hablar de brecha salarial en México suele asociarse de inmediato a la diferencia de ingresos entre hombres y mujeres, pero la realidad es mucho más compleja. Según el INEGI, la brecha de género es del 25%, sin embargo, OCC identifica que la desigualdad también está relacionada con factores como la etnia, la edad, el nivel de influencia social y hasta los aspectos culturales.
El estudio revela que 7 de cada 10 trabajadores ha presenciado casos de desigualdad salarial en su lugar de trabajo, mientras que 6 de cada 10 la han experimentado en carne propia. Esto indica que no es un fenómeno aislado, sino un problema sistémico que impacta de manera directa en la percepción de justicia dentro de las empresas.
El riesgo de normalizar esta situación es alto. Muchas veces se justifica la diferencia de ingresos por la antigüedad o el nivel de dominio de ciertas habilidades, aunque en realidad estas prácticas perpetúan un sistema discriminatorio disfrazado de criterios de desempeño.

Para enfrentar este reto, las compañías deben garantizar que las políticas de compensación sean transparentes y estén basadas en criterios objetivos, evitando sesgos que limiten las oportunidades de crecimiento para ciertos grupos.
¿Cuál es el impacto económico y organizacional de esta mala práctica?
La desigualdad salarial no solo es un problema ético, también tiene consecuencias económicas para las organizaciones. Cuando los empleados perciben que su trabajo no es valorado de manera justa, disminuye la motivación, se reduce la productividad y aumenta la rotación de personal, lo que implica costos de reclutamiento y capacitación más altos.
Además, la brecha salarial en México puede dañar la marca empleadora. En un contexto donde la transparencia y la responsabilidad social son altamente valoradas, las empresas que no aborden este problema corren el riesgo de perder reputación y atractivo para el talento más calificado.
El clima laboral también se ve afectado. La desconfianza entre colaboradores se incrementa cuando existen diferencias injustificadas en los salarios, lo que impacta la colaboración y el trabajo en equipo. Esto puede generar un círculo vicioso que termina afectando los resultados del negocio.
Por ello, cerrar la brecha salarial no solo es una cuestión de justicia social, sino también de competitividad. Las empresas que invierten en esquemas de compensación equitativos obtienen equipos más comprometidos, innovadores y alineados con los objetivos estratégicos.

Falta de transparencia y tabúes salariales
Uno de los principales obstáculos para abordar la desigualdad salarial es la falta de transparencia en torno a los sueldos. Según OCC, 37% de los empleados evita hablar de su salario por considerarlo un tema delicado, y quienes sí lo hacen suelen limitar la conversación a personas de confianza.
Esta opacidad impide que los trabajadores puedan comparar sus ingresos con otros de puestos similares, perpetuando la brecha salarial en México. A pesar de que la Ley Federal del Trabajo sanciona la discriminación, en la práctica solo 13% de los colaboradores consulta abiertamente el tema en su entorno laboral.
Romper este tabú es fundamental para avanzar hacia la equidad. Las empresas pueden implementar rangos salariales públicos, auditorías internas y sistemas de compensación claros que reduzcan las sospechas de trato desigual.
La transparencia no solo mejora la percepción de justicia interna, sino que también ayuda a prevenir conflictos legales y reputacionales, enviando un mensaje claro de compromiso con la equidad.

¿Qué se puede hacer para cerrar la brecha?
Existen múltiples acciones que las empresas pueden implementar para reducir la brecha salarial en México. Una de ellas es la realización periódica de estudios de equidad salarial que permitan identificar sesgos y corregirlos de manera proactiva.
Asimismo, es importante fortalecer las políticas de diversidad e inclusión, asegurando que las promociones y aumentos estén basados en criterios objetivos de desempeño y no en factores subjetivos. La capacitación de líderes en sesgos inconscientes puede ser una herramienta clave.
Las organizaciones también pueden fomentar una cultura de diálogo abierto sobre las compensaciones, acompañada de programas de comunicación interna que expliquen cómo se determinan los sueldos y beneficios.
Finalmente, vincular la estrategia de compensación con los objetivos de responsabilidad social puede convertir a las empresas en referentes de buenas prácticas y generar confianza tanto dentro como fuera de la organización.
Equidad como motor de competitividad
La brecha salarial en México es un desafío que no puede seguir siendo ignorado por las organizaciones. Su impacto trasciende lo individual y repercute en el clima laboral, la productividad y la rentabilidad de las empresas. Actuar de forma decidida es una necesidad estratégica.
Adoptar políticas salariales justas, transparentes y objetivas fortalece la cultura organizacional y posiciona a la empresa como un empleador responsable. Cerrar la brecha salarial no es solo una obligación moral, sino una inversión en el talento y en la sostenibilidad a largo plazo del negocio.