lo que toda empresa debe saber

Publicado por Emprendimiento en

La llegada de la era Trump 2.0 ha transformado el panorama empresarial global y ha puesto a prueba el compromiso de las compañías con la sostenibilidad. Las políticas anti-ESG, las salidas históricas de capital de los fondos de inversión sostenible y la creciente incertidumbre regulatoria han generado un entorno desafiante. Sin embargo, también han surgido nuevas oportunidades para que las empresas fortalezcan su resiliencia y reafirmen su papel como actores clave en la construcción de economías más responsables.

Este nuevo contexto obliga a los líderes a ir más allá del cumplimiento mínimo y a repensar sus estrategias de sostenibilidad. Lejos de ser un obstáculo, esta coyuntura puede convertirse en un catalizador para impulsar cambios estructurales, siempre que las organizaciones adopten estrategias en la era de Trump que sean sólidas, transparentes y centradas en el impacto real.

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ESG como pararrayos políticos

Expertos reunidos por edie en un foro llevado a cabo en agosto, con el fin de analizar y desarrollar soluciones  para enfrentar el desafiante contexto global, coinciden en que la era Trump 2.0 ha convertido los criterios ESG en un punto central de la guerra cultural en Estados Unidos. Esta politización ha puesto a las empresas bajo un escrutinio constante, desafiando la forma en que comunican y ejecutan sus compromisos de sostenibilidad. 

Alice Spencer, directora ejecutiva de educación del Instituto de Liderazgo en Sostenibilidad de Cambridge, advirtió que atacar los criterios ESG es, en el fondo, atacar el “capitalismo progresista” y que las causas de fondo —como la competencia por recursos y la necesidad de resiliencia— permanecen intactas.

Para las compañías, esto significa reconocer que la sostenibilidad es más que un asunto reputacional: es un factor estratégico de negocio. Es crucial integrar las estrategias en la era de Trump en un marco de gobernanza robusto, que les permita tomar decisiones fundamentadas y mantener la confianza de sus grupos de interés. Una narrativa bien construida puede neutralizar la polarización y posicionar a la empresa como líder.

estrategias en la era de Trump

Asimismo, el panel enfatizó que comunicar ESG requiere un lenguaje claro y orientado al valor. Sally Uren destacó que muchas personas ni siquiera saben qué significa el término ESG, lo que dificulta su aceptación social. Al simplificar el mensaje y mostrar resultados concretos, las empresas pueden recuperar el apoyo del público y desactivar la percepción de que la sostenibilidad es una imposición ideológica.

Finalmente, la clave está en construir un puente entre sostenibilidad y competitividad. En un clima político adverso, las organizaciones que logren demostrar cómo sus acciones benefician a la sociedad y a sus propios accionistas estarán en mejor posición para resistir los vaivenes regulatorios y políticos.

Los riesgos del greenhushing

Una de las respuestas más comunes a la presión política ha sido el llamado greenhushing, es decir, el silenciamiento de los esfuerzos de sostenibilidad para evitar controversias. Aunque puede parecer una estrategia de bajo perfil para reducir riesgos, el panel advirtió que este enfoque es peligroso y puede debilitar el impulso de largo plazo.

Spencer subrayó que la falta de comunicación no resuelve los problemas de credibilidad, sino que los agrava. La transparencia, acompañada de resultados verificables, sigue siendo la herramienta más poderosa para sostener la confianza. Las empresas deben incorporar estrategias en la era de Trump que les permitan comunicar con audacia y autenticidad, incluso en entornos hostiles.

Los líderes empresariales tienen la responsabilidad de inspirar y marcar el rumbo. Guardar silencio en medio de un contexto tan incierto puede generar pérdida de relevancia e incluso marginar a la empresa de la conversación sobre el futuro de su industria. Ser proactivo y participar en el debate es una forma de proteger la licencia social para operar.

Más allá de la comunicación, el greenhushing puede frenar la innovación. Si los equipos no comparten logros ni aprendizajes, se pierde la oportunidad de escalar soluciones y de construir alianzas estratégicas. Mantener la visibilidad es esencial para atraer capital, talento y aliados que compartan el compromiso con un modelo de negocio sostenible.

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Navegando la incertidumbre regulatoria

La fragmentación de las normativas de sostenibilidad es otro reto clave. En Estados Unidos, las políticas de Trump han reducido requisitos de divulgación, mientras que en Europa se endurecen bajo la CSRD y la CSDDD. Este contraste obliga a las empresas globales a operar en múltiples regímenes, lo que puede incrementar costos y riesgos si no existe una estrategia coherente.

Pauliina Murphy advirtió que el peor error sería rebajar los estándares para adaptarse a regulaciones más laxas. En su lugar, recomendó alinear las prácticas empresariales con los principales marcos internacionales y desarrollar planes de transición integrales que abarquen clima, naturaleza y personas. Estas estrategias en la era de Trump permiten crear resiliencia frente a futuros cambios políticos.

Uren añadió que las decisiones empresariales deben ser “sin remordimientos”, es decir, fundamentadas en una lógica de negocio que perdure independientemente de los vaivenes regulatorios. Esto implica invertir en mayor trazabilidad de la cadena de suministro, innovación y diversificación de mercados.

Adoptar una visión proactiva del cumplimiento convierte a las empresas en líderes, no en seguidoras. Quienes se anticipan a los cambios regulatorios no solo evitan riesgos de activos varados, sino que también aprovechan oportunidades para crear nuevas ventajas competitivas en sectores emergentes.

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Replanteando la narrativa de la sostenibilidad

La reacción negativa hacia los criterios ESG puede ser una oportunidad para reformular el relato de la sostenibilidad. El panel destacó que las empresas deben presentarla no como una obligación, sino como una palanca para generar valor y competitividad. Esta es una de las estrategias en la era de Trump más efectivas para contrarrestar la percepción de que ESG es una carga para los negocios.

Alice Spencer enfatizó que es momento de hablar con autenticidad y valentía. La comunicación debe ser directa y conectar con las preocupaciones reales de la sociedad, mostrando cómo las empresas contribuyen a resolver problemas comunes como el empleo, la salud y el cambio climático.

Este enfoque requiere liderazgo con propósito y una narrativa que inspire. Las organizaciones que consigan vincular sus metas de sostenibilidad con beneficios tangibles para las comunidades tendrán un papel más relevante en el debate público y en la agenda política.

Además, al posicionar la sostenibilidad como motor de innovación y crecimiento, las compañías pueden atraer inversión y fortalecer su reputación. Una narrativa clara ayuda a alinear a los colaboradores, a ganar aliados estratégicos y a sostener el compromiso incluso en tiempos de crisis.

Liderazgo y valentía para el futuro

La era Trump 2.0 representa un llamado a la acción para las empresas. La resiliencia corporativa no se construye en silencio, sino con decisiones audaces y con estrategias que respondan a los desafíos actuales sin perder de vista el largo plazo. Mantener el compromiso con la sostenibilidad, comunicar con autenticidad y alinearse con marcos globales son pasos fundamentales.

Las compañías que actúen con visión estratégica, sin ceder a la presión de la polarización política, saldrán fortalecidas. Trump 2.0 no es solo un reto: es una oportunidad para demostrar que la sostenibilidad es rentable, que la innovación puede ser el motor de cambio y que el liderazgo empresarial tiene un papel esencial en el diseño del futuro.

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