Industrias podrían perder 430 mil MDD por el deterioro de la naturaleza: Estudio
La degradación de los ecosistemas no solo es un problema ambiental, sino también un desafío económico de gran escala. De acuerdo con un informe de la organización Ceres, ocho industrias globales podrían enfrentar pérdidas de hasta 430 mil millones de dólares al año si no se toman medidas para detener la pérdida de biodiversidad y los servicios ecosistémicos que sostienen sus operaciones.
El análisis proyecta pérdidas acumuladas de 2,15 billones de dólares en los próximos cinco años en un escenario de continuidad. El estudio evalúa el impacto económico de funciones ecológicas como la retención de suelos, la regulación de las precipitaciones y la polinización, mostrando que el costo del deterioro de la naturaleza ya está afectando directamente la rentabilidad y la resiliencia de las empresas.
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El costo del deterioro de la naturaleza: un riesgo financiero creciente
El informe vincula cinco impulsores clave —cambio de uso de la tierra, cambio climático, sobreexplotación, contaminación y especies invasoras— con la disminución de los servicios ecosistémicos. Cada pérdida fue cuantificada en términos monetarios, permitiendo estimar los riesgos directos que enfrentan sectores críticos como alimentos, comercio minorista, silvicultura y minería.
La producción de alimentos aparece como el sector más expuesto, con pérdidas estimadas en 253 mil millones de dólares anuales. La reducción de la polinización, la degradación del suelo y la alteración de los patrones de lluvia impactan directamente en los rendimientos agrícolas y en los costos de producción. La polinización, que aporta un valor de casi 25 mil millones de dólares al año, se ve cada vez más amenazada por factores antropogénicos.
Otros sectores, como el comercio minorista, la producción de papel, la industria química y la minería, también presentan riesgos considerables. El comercio minorista de bienes de consumo, por ejemplo, podría enfrentar pérdidas por 69 mil millones de dólares cada año, una cifra que pone en evidencia la magnitud del costo del deterioro de la naturaleza en las cadenas de suministro.

Estos resultados son conservadores, ya que se centran únicamente en riesgos operativos directos y no incluyen los impactos en toda la cadena de valor. Esto implica que el verdadero impacto financiero podría ser mucho mayor, afectando márgenes, precios y la estabilidad de mercados globales.
Industrias más afectadas y sus vulnerabilidades
La producción de alimentos es el sector más dependiente de los servicios ecosistémicos. La erosión del suelo incrementa los costos de fertilización y reduce la productividad de las tierras agrícolas. La disminución de la polinización natural obliga a recurrir a métodos artificiales costosos, afectando la rentabilidad de cultivos como frutas, verduras y granos.
El sector forestal y de productos de papel enfrenta pérdidas estimadas en 42 mil millones de dólares anuales, derivadas de la degradación de los bosques, la sobreexplotación y el cambio climático. Estos factores reducen la disponibilidad de materia prima y elevan los costos de reforestación y gestión sostenible.
La industria de alimentos y bebidas, junto con el sector restaurantero, también enfrenta impactos significativos. La variabilidad en la disponibilidad de ingredientes y el aumento de precios por escasez afectan tanto la operación como la competitividad.
Incluso sectores menos asociados con la naturaleza, como el de productos químicos o farmacéuticos, sufren efectos indirectos por la pérdida de servicios ecosistémicos, ya que muchas materias primas provienen de fuentes biológicas. El estudio demuestra que ninguna industria está exenta de asumir parte del costo del deterioro de la naturaleza.

Expectativas de los inversores y presión por la transparencia
El informe de Ceres también resalta que, a pesar de los riesgos financieros, la mayoría de las empresas se encuentra en etapas tempranas de su estrategia para abordar la pérdida de naturaleza. Esto genera incertidumbre para los inversores, que buscan mayor claridad sobre cómo las compañías están evaluando sus impactos y dependencias.
Las consultas realizadas para el estudio revelan que los inversionistas desean información detallada sobre los objetivos empresariales, las acciones de mitigación implementadas y cómo estas se alinean con marcos internacionales de sostenibilidad.
Iniciativas como la TNFD (Taskforce on Nature-related Financial Disclosures) y la CSRD de la Unión Europea están impulsando la divulgación de información obligatoria. Las empresas deberán reportar riesgos, estrategias y resultados de manera estructurada, lo que puede convertirse en una ventaja competitiva para aquellas que actúen proactivamente.
Para guiar este proceso, el informe propone un marco en cuatro pasos: evaluar impactos y dependencias, asumir compromisos y fijar metas, transformar las cadenas de valor y crear un entorno propicio para la acción colectiva. Esto no solo mitiga riesgos financieros, sino que facilita el acceso a capital sostenible.
Oportunidad para transformar los modelos de negocio
Si bien el panorama es desafiante, el costo del deterioro de la naturaleza puede convertirse en una oportunidad para innovar y mejorar la resiliencia de las industrias. Integrar el valor de los servicios ecosistémicos en la toma de decisiones permite optimizar procesos, reducir dependencia de insumos vulnerables y anticipar disrupciones.
Las empresas que invierten en restauración de ecosistemas, prácticas agrícolas regenerativas y cadenas de suministro sostenibles pueden obtener beneficios de largo plazo, como mayor estabilidad operativa y mejor reputación ante consumidores e inversionistas.

Además, este enfoque puede abrir nuevos mercados. Soluciones basadas en la naturaleza, como la captura de carbono a través de reforestación, pueden generar créditos de carbono comerciables y convertirse en fuentes adicionales de ingresos.
La transición hacia modelos de negocio regenerativos también favorece el cumplimiento de regulaciones emergentes y reduce riesgos reputacionales en un entorno donde la presión por resultados sostenibles es cada vez mayor.
De riesgo financiero a motor de cambio
El informe de Ceres deja claro que ignorar el costo del deterioro de la naturaleza podría tener consecuencias económicas devastadoras para múltiples sectores. Los riesgos van más allá de las pérdidas operativas y amenazan la estabilidad de las cadenas de valor globales.
Para los líderes empresariales y de RSE, el desafío está en transformar estos riesgos en oportunidades, adoptando estrategias basadas en la ciencia que protejan el capital natural y garanticen la viabilidad de los negocios a largo plazo. Actuar ahora no solo evitará pérdidas millonarias, sino que posicionará a las empresas como agentes de cambio en la transición hacia una economía más sostenible y resiliente.